Según han explicado fuentes municipales, el problema se detectó el pasado 2 de agosto, cuando comenzó el derrame de fluidos del cadáver en cuestión. Aunque no es habitual que esto suceda, sí puede pasar de manera puntual. Aunque lo habitual es que estos líquidos se sequen con cierta rapidez, según los expertos consultados. No obstante, en este caso fue a más. Solo tres días después, el 5 de agosto, la mancha ya se había extendido por buena parte del nicho y, siempre según las fuentes, había empezado a calar a otros ataúdes que había próximos.
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Es la forma fina de llamar la arena para gatos
#8 #13 Os recomiendo el libro La zarigüeya de Schrödinger. Es un interesantísimo ensayo de Susana Monsó, filósofa y etóloga que versa sobre cómo los animales perciben el concepto de la muerte. Apasionante, en serio.
Yo afortunadamente no he tenido que soportarlo con frecuencia, pero hace unos treinta años visité un cementerio para adecentar la tumba de mi hermano, y unos días antes habían enterrado muy cerca a un adolescente suicida. Este cadáver estaba en un nicho tapiado por una fina pared de ladrillo y cemento, pero aún sin la lápida. Recuerdo perfectamente el olor, que traspasaba el cemento y era perceptible hasta unos metros de distancia.
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Este olor es transmitido principalmente por dos pequeñas moléculas del grupo de las diaminas alifáticas, conocidas como la cadaverina (1,5 pentaminadiamina) y la putrescina (1,4 tetrametilenodiamina), ambas sustancias son muy similares pero provienen de orígenes diferentes.
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