Comparándolo con otras civilizaciones o imperios coetáneos, como el Imperio Asirio, o Egipto, el Imperio Hitita fue relativamente corto, mantuvieron un precario equilibrio de poder dentro de un sistema regional descentralizado y estuvieron siempre al filo del colapso. Era un imperio de emociones fuertes, siempre al borde de la desaparición. Hasta que desapareció. No obstante, es un modelo de imperio de tipo medio por su extensión geográfica, a caballo entre un mundo oriental que alcanzaba su madurez (Egipto o Asiria, cuya estabilidad era evidente), y un mundo occidental que todavía no ha acabado de formarse.
En un proceso lento, fueron dominando la situación política y, con ello, a los múltiples grupos étnicos que poblaban Asia Menor. Los enclaves comerciales asirios, fueron destruidos en el siglo XVIII a.C debido a la gran inestabilidad provocada, precisamente, por el ascenso hitita. A partir de aquí, constatamos un progresivo afán expansivo, respetando en gran medida los valores culturales de las poblaciones autóctonas, incluso adoptando algunas características en la propia estructura hitita. Los hititas construyeron un imperio variado, básicamente es un modelo de vasallaje.
En un primer período, el más antiguo de la historia hitita, lo que encontramos son una serie de luchas por la hegemonía de diversos lugares de Anatolia. No existe una unidad ni política ni administrativa. Sin embargo, debido a su agresiva política exterior, y sumando conquistas, irán formando un reino unificado. Hattusili I es el primer rey del que se tiene una clara constancia para un estado hitita ya estructurado, siendo él quien asienta en Hattusa la capital. Esta será, con excepción de un breve período de tiempo, el centro político de todo el Imperio.
Reconstrucción de las murallas hititas de Hattusa, desde otro ángulo.
Fuente: (1) Muhammed Diler
Con Hattusili como primer rey, se irá conformando un estado territorial centralizado en el monarca. Las expansiones del Imperio alcanzarán tanto el mar Negro, al norte, como el Mediterráneo, al sur. Pese al dominio de ciertas costas, los hititas serán un imperio fundamentalmente continental, y no se arriesgarán prácticamente nunca a expediciones marítimas, salvo la conquista de la actual Chipre, conocida entonces como Alasiya, hacia el final del Imperio.
El crecimiento del imperio será paulatino y estará caracterizado por un innombrable número de revueltas y conflictos internos. Los hititas carecieron de la capacidad logística, organizativa y administrativa necesaria para construir unas estructuras imperiales consistentes. De hecho, encontramos momentos de prolongada duración en los que existe una paralización expansiva, o incluso un repliegue. Por ejemplo, entre los siglos XV a.C. y XIV, a.C. se da una profunda crisis en Hatti atenazada por poderes rivales como son Egipto, o el reino hurrita de Mitanni, que entonces era una gran potencia militar y económica.
Es en los dos últimos siglos de la historia de Hatti en los que encontramos el mayor esplendor. Es el momento de mayor expansión de la autoridad imperial hattiana, logrando un control sobre los territorios Sirios, y consolidando unas estructuras imperiales que duraron más de un siglo. Ese fue el período en el que Hatti se convirtió en un estado hegemónico en la zona hasta que, tras la última crisis, y con la llegada de los pueblos del mar, desapareció.
Relieve de Suppiluliuma II, rey de los Hititas, representado como un dios. Forma parte de la cámara hieroglífica de Hattusa.
Fuente: (2) China Crisis
No es fácil determinar el alcance geográfico de la influencia de Hatti. Aunque, lógicamente, en los territorios centrales su autoridad fue incontestable en los vasallos periféricos, más alejados, se vio más limitada. Los mecanismos bélicos y diplomáticos que utilizaron, pues, fueron contundentes. A pesar de ello, no los consideraría uno de los pueblos más agresivos o crueles de la antigüedad.
Como todos los imperios pasados, Hatti presenta una fase de expansión, una de consolidación, y otra de colapso: casi como un ser vivo. A pesar de todos sus altibajos, podemos afirmar que es un imperio. Para ello, nos valemos de una serie de circunstancias comunes a la mayoría de los imperios:
Fuente Imágenes:
(1) commons.wikimedia.org/wiki/File:Hattuşa_3.jpg
(2) commons.wikimedia.org/wiki/File:Hattusa.king.jpg
En el próximo artículo hablaremos del expansionismo del Imperio Hitita.
NOTA: toda crítica constructiva es bienvenida.
Este artículo es una continuación de :
www.meneame.net/m/Historia/hititas-i-descubrimiento-civilizacion-hitit
Primeros roces
El primer choque lo encontramos en 1793, cuando el embajador Lord Macartnery conoció al emperador Qianlong. Este, viéndose a sí mismo como una figura superior y creyendo que los británicos eran unos simples bárbaros, insistió en que Macartney hiciera el Kowtow, un ritual chino dónde los huestes del emperador eran obligados a arrodillarse e inclinarse tan bajo que sus cabezas tocaban el suelo. La finalidad de este ritual era mostrar sumisión y respeto. Pedirle esto al embajador británico a finales del XVIII y principios del XIX, en una época en la que, precisamente Gran Bretaña partía la pana, es de ser valiente. Pero China, como ya hemos comentado, estaba completamente desconectada del resto del mundo. Ni qué decir tiene que Macartney rechazó cumplir este acto de sumisión y Hongli reaccionó negando todas las demandas británicas.
Lord Macartney Embajada a China 1793. Primer encuentro de Macartney con Qianlong. El chico de la derecha es George Staunton, de once años, que impresionó al emperador con su capacidad para hablar Chino.
Extraído de Wikipedia (1). Fuente: William Alexander. - "A study of History", Arnold Toynbee (Original in the British Library's collection of Western Drawings [WD 961, f.57])
A pesar de esto, las relaciones se mantuvieron y no empezaría a agravarse la situación hasta las primeras décadas de 1800. En 1800 se emitió un edicto con más castigos para comerciantes y contrabandistas, y para los consumidores. Pero fue totalmente ignorado. Gran Bretaña rechazó reconocer las leyes antiopio chinas. En 1830 se comenzó a extender, entre los oficiales chinos, la “cero tolerancia”.
El choque
Nos encontramos, pues, con un gobierno imperial que había tratado de frenar el consumo de opio mediante decretos, incautaciones masivas de pipas de fumar, y con la pena de muerte a cultivadores, distribuidores, traficantes y consumidores. Sin embargo, las redes de introducción y distribución ilegales estaban establecidas y eran tantas que ninguna de las medidas antes citadas sirvió. En 1838 el gobierno imperial delegó en la figura de Lin Tsé-Hsu, gobernador general de Liang Hu, comisionado imperial por el emperador Daoguang, que llegó a Cantón en 1839 con órdenes muy estrictas: controlar la situación.
Lin Tsé-Hsu, retrato anónimo, el original esté en Humen, Guangdong Province, China
Fuente: extraído de wikipedia (2)
Parece ser que la elección de Lin Tsé-Hsu era bastante correcta, pues el 10 de marzo de 1839 solicitó la cesión del comercio de opio y la entrega de todos los estocs, cosa que los europeos, por su puesto, rechazaron. Lin desplegó sus tropas y estableció una cuarentena indefinida a las comunidades extranjeras. El capitán Charles Elliot, llegado desde Macao, tomó el control de dos millones de libras de opio y prometió compensación a los comerciantes si la mercancía se perdía. Entregó el estoc a Lin, y éste ordenó la destrucción de las más de veinte mil cajas de opio británicas. Las quemaron. El colocón de los funcionarios durante el proceso debió ser apoteósico. Al mismo tiempo, envió una misiva a la reina Victoria de Inglaterra dónde apelaba a su moralidad y sentido de la responsabilidad.
Todas estas acciones, obviamente, provocaron una crisis a la que hay que añadir el asesinato de un ciudadano chino por parte de marineros británicos a mediados de 1839. Lin exigió que los asesinos se rindieran y fueran juzgados según la ley china. Pero Elliot se negó, él quería juzgarlos bajo ley británica. y no los entregó. El 26 de agosto Lin expulsó a los británicos de Cantón, quienes tuvieron que huir a Hong Kong. Desde allí fueron a Kowloon para adquirir suministros el 4 de septiembre pero los mercaderes locales eran reacios a comerciar con ellos. Esto provocó una pequeña escaramuza que fue condenada por Lin estableciendo un embargo en todo el estado para los comerciantes británicos.
El tratado de Nanking
La política exterior del vizconde Palmerston se centró, sobre todo, en la demanda de respeto hacia Gran Bretaña (sí, has leído bien), creyendo que una pérdida de honor impactaría negativamente en el poder moral del país para influir en las acciones de otros estados. Lord Auckland, gobernador general, estuvo de acuerdo. Pero la guerra y el comercio de opio no recibían un apoyo unánime en Gran Bretaña. Algunos misioneros como John Dugeon, u oficiales como Lord Ellenborough, no eran críticos con las prohibiciones chinas, al contrario, criticaban el honor del gobierno británico por permitir que el opio fuera la única palanca para comerciar con china.
Sin embargo, un grupo de radicales había acaparado suficiente poder en el parlamento para presionar por la apertura de China por la fuerza. El parlamento británico aprobó la guerra por 271 votos a favor y 262 en contra. No perdieron el tiempo e inmediatamente se envió una flota a China que incluía ya barcos de vapor y marines (infantería de marina). En junio de 1840 bombardearon la costa sur. El emperador chino tuvo que ceder en las negociaciones que desembocaron en el tratado de Nanjing (o Nanking) al verse abrumadoramente superado por la maquinaria militar británica.
Lord Parlemerston dirigiéndose a la Cámara de los Comunes en 1860, es un poco posterior, pero no mucho.
Fuente: Wikimedia.commons (3).
Mediante este tratado, los británicos obtenían la apertura de cinco puertos de la costa China y podían llevar a cabo sus actividades comerciales, recibían la isla de Hong Kong con la posibilidad de gobernarla como les viniera bien, se eliminaba el sistema Cobong y de Cantón, China pagaba los costos de la guerra, el opio destruido por sus funcionarios y una indemnización a los británicos, y además se establecía un arancel sobre sus importaciones. Durante los siguientes años, el resto de potencias exigirán a China tratados similares. Por ello, en 1843, Gran Bretaña firmó el tratado de Bogue (Guandong), que incluía una cláusula de “nación favorecida”: básicamente, cualquier concesión China a otras naciones sería automáticamente aplicada a Gran Bretaña. Se añadía también una cláusula de extraterritorialidad que establecía el derecho de los súbditos británicos a ser juzgados de acuerdo con las leyes y procedimientos británicos.
En ningún caso, el tratado de Nanking mencionaba el comercio de opio ni su consumo en China. La Primera Guerra del Opio, así como las cláusulas que los chinos tuvieron que aceptar, generó un malestar cada vez más grande, mezclándose con un sentimiento claramente antiextranjero y anticristiano. Llegaron a aparecer carteles en Guangzhou, en 1845, refiriéndose a los europeos como “bárbaros residentes” o “bárbaros salvajes”. Pero, en contra de lo que los británicos pudieran pensar, este tratado no puso fin al conflicto.
(1) es.wikipedia.org/wiki/Embajada_Macartney#/media/Archivo:LordMacartneyE
(2) es.wikipedia.org/wiki/Lin_Hse_Tsu#/media/Archivo:Portrait_of_Lin_Zexu. (la fuente original: artsandculture.google.com/asset/portrait-of-lin-zexu-1885-1850/KgEU_tK)
(3)picryl.com/media/lord-palmerston-addressing-the-house-of-commons-durin
NOTA: este artículo es la continuación de estos dos artículos:
www.meneame.net/m/Historia/guerras-opio-i-dinastia-qing-loto-blanco
www.meneame.net/m/Historia/guerras-opio-ii-antecedentes-primera-guerra
Añadir que estoy abierto a cualquier crítica constructiva.
menéame