LAS GUERRAS DEL OPIO III: Ahora sí, la Primera Guerra del Opio

Primeros roces

El primer choque lo encontramos en 1793, cuando el embajador Lord Macartnery conoció al emperador Qianlong. Este, viéndose a sí mismo como una figura superior y creyendo que los británicos eran unos simples bárbaros, insistió en que Macartney hiciera el Kowtow, un ritual chino dónde los huestes del emperador eran obligados a arrodillarse e inclinarse tan bajo que sus cabezas tocaban el suelo. La finalidad de este ritual era mostrar sumisión y respeto. Pedirle esto al embajador británico a finales del XVIII y principios del XIX, en una época en la que, precisamente Gran Bretaña partía la pana, es de ser valiente. Pero China, como ya hemos comentado, estaba completamente desconectada del resto del mundo. Ni qué decir tiene que Macartney rechazó cumplir este acto de sumisión y Hongli reaccionó negando todas las demandas británicas. 

Lord Macartney Embajada a China 1793. Primer encuentro de Macartney con Qianlong. El chico de la derecha es George Staunton, de once años, que impresionó al emperador con su capacidad para hablar Chino. 

Extraído de Wikipedia (1). Fuente: William Alexander. - "A study of History", Arnold Toynbee (Original in the British Library's collection of Western Drawings [WD 961, f.57])

A pesar de esto, las relaciones se mantuvieron y no empezaría a agravarse la situación hasta las primeras décadas de 1800. En 1800 se emitió un edicto con más castigos para comerciantes y contrabandistas, y para los consumidores. Pero fue totalmente ignorado. Gran Bretaña rechazó reconocer las leyes antiopio chinas. En 1830 se comenzó a extender, entre los oficiales chinos, la “cero tolerancia”. 

El choque

Nos encontramos, pues, con un gobierno imperial que había tratado de frenar el consumo de opio mediante decretos, incautaciones masivas de pipas de fumar, y con la pena de muerte a cultivadores, distribuidores, traficantes y consumidores. Sin embargo, las redes de introducción y distribución ilegales estaban establecidas y eran tantas que ninguna de las medidas antes citadas sirvió. En 1838 el gobierno imperial delegó en la figura de Lin Tsé-Hsu, gobernador general de Liang Hu, comisionado imperial por el emperador Daoguang, que llegó a Cantón en 1839 con órdenes muy estrictas: controlar la situación. 

Lin Tsé-Hsu, retrato anónimo, el original esté en Humen, Guangdong Province, China

Fuente: extraído de wikipedia (2)

   Parece ser que la elección de Lin Tsé-Hsu era bastante correcta, pues el 10 de marzo de 1839 solicitó la cesión del comercio de opio y la entrega de todos los estocs, cosa que los europeos, por su puesto, rechazaron. Lin desplegó sus tropas y estableció una cuarentena indefinida a las comunidades extranjeras. El capitán Charles Elliot, llegado desde Macao, tomó el control de dos millones de libras de opio y prometió compensación a los comerciantes si la mercancía se perdía. Entregó el estoc a Lin, y éste ordenó la destrucción de las más de veinte mil cajas de opio británicas. Las quemaron. El colocón de los funcionarios durante el proceso debió ser apoteósico. Al mismo tiempo, envió una misiva a la reina Victoria de Inglaterra dónde apelaba a su moralidad y sentido de la responsabilidad.

   Todas estas acciones, obviamente, provocaron una crisis a la que hay que añadir el asesinato de un ciudadano chino por parte de marineros británicos a mediados de 1839. Lin exigió que los asesinos se rindieran y fueran juzgados según la ley china. Pero Elliot se negó, él quería juzgarlos bajo ley británica. y no los entregó. El 26 de agosto Lin expulsó a los británicos de Cantón, quienes tuvieron que huir a Hong Kong. Desde allí fueron a Kowloon para adquirir suministros el 4 de septiembre pero los mercaderes locales eran reacios a comerciar con ellos. Esto provocó una pequeña escaramuza que fue condenada por Lin estableciendo un embargo en todo el estado para los comerciantes británicos. 

El tratado de Nanking

   La política exterior del vizconde Palmerston se centró, sobre todo, en la demanda de respeto hacia Gran Bretaña (sí, has leído bien), creyendo que una pérdida de honor impactaría negativamente en el poder moral del país para influir en las acciones de otros estados. Lord Auckland, gobernador general, estuvo de acuerdo. Pero la guerra y el comercio de opio no recibían un apoyo unánime en Gran Bretaña. Algunos misioneros como John Dugeon, u oficiales como Lord Ellenborough, no eran críticos con las prohibiciones chinas, al contrario, criticaban el honor del gobierno británico por permitir que el opio fuera la única palanca para comerciar con china. 

   Sin embargo, un grupo de radicales había acaparado suficiente poder en el parlamento para presionar por la apertura de China por la fuerza. El parlamento británico aprobó la guerra por 271 votos a favor y 262 en contra. No perdieron el tiempo e inmediatamente se envió una flota a China que incluía ya barcos de vapor y marines (infantería de marina). En junio de 1840 bombardearon la costa sur. El emperador chino tuvo que ceder en las negociaciones que desembocaron en el tratado de Nanjing (o Nanking) al verse abrumadoramente superado por la maquinaria militar británica. 

Lord Parlemerston dirigiéndose a la Cámara de los Comunes en 1860, es un poco posterior, pero no mucho. 

Fuente: Wikimedia.commons (3).

   Mediante este tratado, los británicos obtenían la apertura de cinco puertos de la costa China y podían llevar a cabo sus actividades comerciales, recibían la isla de Hong Kong con la posibilidad de gobernarla como les viniera bien, se eliminaba el sistema Cobong y de Cantón, China pagaba los costos de la guerra, el opio destruido por sus funcionarios y una indemnización a los británicos, y además se establecía un arancel sobre sus importaciones. Durante los siguientes años, el resto de potencias exigirán a China tratados similares. Por ello, en 1843, Gran Bretaña firmó el tratado de Bogue (Guandong), que incluía una cláusula de “nación favorecida”: básicamente, cualquier concesión China a otras naciones sería automáticamente aplicada a Gran Bretaña. Se añadía también una cláusula de extraterritorialidad que establecía el derecho de los súbditos británicos a ser juzgados de acuerdo con las leyes y procedimientos británicos. 

   En ningún caso, el tratado de Nanking mencionaba el comercio de opio ni su consumo en China. La Primera Guerra del Opio, así como las cláusulas que los chinos tuvieron que aceptar, generó un malestar cada vez más grande, mezclándose con un sentimiento claramente antiextranjero y anticristiano. Llegaron a aparecer carteles en Guangzhou, en 1845, refiriéndose a los europeos como “bárbaros residentes” o “bárbaros salvajes”. Pero, en contra de lo que los británicos pudieran pensar, este tratado no puso fin al conflicto. 

(1) es.wikipedia.org/wiki/Embajada_Macartney#/media/Archivo:LordMacartneyE

 (2) es.wikipedia.org/wiki/Lin_Hse_Tsu#/media/Archivo:Portrait_of_Lin_Zexu. (la fuente original: artsandculture.google.com/asset/portrait-of-lin-zexu-1885-1850/KgEU_tK

(3)picryl.com/media/lord-palmerston-addressing-the-house-of-commons-durin 

NOTA: este artículo es la continuación de estos dos artículos:

www.meneame.net/m/Historia/guerras-opio-i-dinastia-qing-loto-blanco

www.meneame.net/m/Historia/guerras-opio-ii-antecedentes-primera-guerra

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