Cuenta Lola Dueñas (Madrid, 1971) que a su nueva casa en Canarias se lleva con ella un olivo. Su olivo. Desde Lisboa a la tierra de su bisabuelo, el célebre Rubio de Telde, campeón de lucha, con su olivo. «He heredado la fuerza de mi familia. Tengo una fuerza increíble», dice. Y la creemos. Cuenta que el olivo va con ella desde hace tiempo. Tanto que sobre su piel (hay árboles que, como los Ents de Tolkien, tienen piel que no corteza) no es difícil ver los arañazos de cada uno de sus gatos.
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