Frases y fragmentos de libros
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La humanidad moderna es emociones paleolíticas, instituciones medievales y tecnología de dioses

Edward O. Wilson: "La humanidad moderna se caracteriza por emociones paleolíticas, instituciones medievales y tecnología propia de un dios. Somos una mezcla y, en muchos sentidos, todavía arcaicos, una especie arcaica en transición."

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El culto a la ignorancia

En Estados Unidos se rinde culto a la ignorancia, y siempre ha sido así. El anti-intelectualismo ha sido una constante en nuestra vida política y cultural, alimentado por la falsa noción de que la democracia significa que "mi ignorancia es tan buena como tu conocimiento".

Cita de Isaac Asimov del artículo "El culto a la ignorancia" publicado en la revista Newsweek el 21 de enero de 1980.

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“En España el mérito no se premia. Se premia el robar y el ser sinvergüenza..."

“En España el mérito no se premia. Se premia el robar y el ser sinvergüenza. En España se premia todo lo malo.”

 Ramón María del Valle-Inclán, Luces de bohemia.

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La mujer perfecta

Mohamed conversaba con un amigo: —Entonces, ¿nunca pensaste en casarte? —Sí, pensé —respondió Mohamed—. En mi juventud resolví buscar a la mujer perfecta. Crucé el desierto, llegué a Damasco y conocí a una mujer muy espiritual y linda; pero ella no sabía nada de las cosas de este mundo. Continué viajando y fui a Isfahan; allí encontré a una mujer que conocía el reino de la materia y el del espíritu, pero no era bonita. Entonces, resolví ir hasta El Cairo, donde cené en la casa de una moza bonita, religiosa y conocedora de la realidad material. —¿Y por qué no te casaste con ella? —¡Ah, compañero mío! Lamentablemente ella también quería un hombre perfecto.

Cuento Sufí

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Perlas ateas

“Fe significa no querer saber qué es verdad.”

Friedrich Nietzsche

“La religión es considerada por la gente común como verdadera, por los sabios como falsa, y por los gobernantes como útil.”

Séneca

“La creencia en lo sobrenatural refleja el fracaso de la imaginación.”

Edward Abbey

“Sigo diciendo que el que una iglesia tenga un pararrayos en el tejado, demuestra una falta de confianza e hipocresía mas allá de lo imaginable.”

Doug McLeod

“El mundo tiene dos clases de hombres - hombres inteligentes sin religión y hombres religiosos sin inteligencia.”

Abu'l-Ala al Ma'arri

“Desconfió de aquellas personas que saben muy bien lo que Dios quiere que ellos hagan, porque me doy cuenta que siempre coincide con sus propios deseos.”

Susan B. Anthony

“Todo lo que se puede afirmar sin pruebas, se puede rechazar sin pruebas.”

Christopher Hitchens

“Dios debería ser ejecutado por crímenes contra la humanidad.”

Bryan Emmanuel Gutiérrez

“Si resulta que hay un Dios, no creo que sea malo. Pero lo peor que se puede decir sobre él es que básicamente es un despreocupado.”

Woody Allen

“Los personajes y los acontecimientos descritos en la Biblia son ficticios. Cualquier semejanza con personas reales, vivas o muertas, es pura coincidencia. “

Penn y Teller

“El existencialismo no es una forma de ateísmo, más bien dice que, aunque dios existiera, nada cambiaría. “

Jean Paul Sartre

"Negar a Dios será la única forma de salvar el mundo. "

Friedrich Nietzsche

"La decisión cristiana de considerar que el mundo es feo y malo ha hecho al mundo feo y malo."

Friedrich Nietzsche

"La diferencia entre dios y yo es que yo existo."

Friedrich Nietzche

"La teología nunca ha sido de gran ayuda, es como buscar, a medianoche y en un sótano oscuro, a un gato negro que no está ahí".

Robert A. Heinlein

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Citas de Manuel Vicent sobre la "fiesta" de los toros

  • «Con el calor de la primavera se acerca una vez más el cosechón de cuchilladas, vómitos y descabellos que darán como fruto más de cincuenta mil toros taladrados cuya agonía será servida por televisión en primer plano. Las imágenes multiplicarán por un millón esta infame carnicería, y gracias a este banquete de plasma, planetariamente los españoles seguiremos siendo unos especímenes humanos que se divierten torturando animales y que hacen sonar las charangas para alegrar semejante degüello.» (HOR, 167: La columna)
  • «El toro no es una fiera sino un bello animal herbívoro, más bien torpón; si fuera inteligente, al segundo pase ensartaría al torero.» (El País, 4-05-2014: Espantada)
  • «En esencia el arte de torear consiste en convertir en veinte minutos a un bello animal en una albóndiga sangrante ante un público alborozado.» (HOR, 163: Chuleta de miura[2])
  • «En España no eres nadie si no apareces amarrado a un habano con el codo en la maroma de Las Ventas contemplando la carne para albóndigas que los picadores y espadas preparan en el ruedo.» (HOR, 109: Alternativa)
  • «En todos los pueblos de este país se han sacrificado reses en las fiestas de los santos patronos, y en las capeas polvorientas, llenas de sangre y moscas, se han sucedido los garrotazos, las sogas, el fuego, los empalamientos, las cuchilladas, las burlas y los gritos sobre unos animales puestos a merced de la turba para que esta manifieste eso que los chorras llaman los valores de la raza.» (El País, 20-9-1992: Degradante)
  • «Este sangriento jolgorio llamado fiesta nacional tiene un sabor a caldo revenido cuya estética es consustancial al tiempo de las cataplasmas, del permanganato, de los calzones largos de felpa, del orinal bajo la cama o de aquel colchón de borra que los aficionados menesterosos llevaban a la casa de empeños para ver a Lagartijo.» (El País, 15-15-2018: La matanza)
  • «Este sería un gran país si, en lugar de exaltar la muerte entre el polvo y los salivazos de la corrida o de elevar el desolladero a escuela de filosofía o de extasiarse ante las posturitas de un carnicero más o menos artista o de confundir el patrioterismo con la bravura, dedicara todo su afán a transformar las célebres divisas de Miura, Pablo Romero o Vitorino sólo en famosos solomillos de la gastronomía nacional.» (HOR, 164: Chuleta de miura)
  • «La fiesta de los toros está montada en esencia sobre la tortura pública de un animal, y, por muchos pases pintureros que el diestro pegue vestido de sota de espadas, nunca podrá ocultar la degradación que late bajo la supuesta belleza de una verónica.» (HOR, 166: La sangre)
  • «La fiesta nacional está herida de muerte, pero un año más la degollina de la feria de San Isidro va a empezar y los españoles de verdad, los pocos que quedan con el certificado de Aguirre, ocuparán las gradas del matadero mudéjar de Las Ventas para contemplar puyazos, estocadas, vómitos de sangre y descabellos, todo sin IVA. Los españoles de segunda, en medio de las cornadas terribles que da el morlaco de la crisis, haremos lo posible para ir tirando con cierta dignidad.» (El País, 4-05-2014: Espantada)
  • «La fiesta de los toros puede ser considerada cultura si el canibalismo también se toma por gastronomía, aunque meter al prójimo en una perola, cocerlo a fuego lento y zampárselo a continuación es una ceremonia más antigua, excitante y filosófica que cebar una res con piensos compuestos en una factoría, encerrarla impunemente en un ruedo y degradar al público con el espectáculo de su tedioso sacrificio dentro de un manierismo de sangre.» (El País, 15-05-1984: La corrida)
  • «La fiesta nacional tiene mucho color: el rojo de la sangre es el más auténtico.» (HOR, 168: La columna)
  • «La gloria torera aproximadamente es esto: tener media femoral de plástico y algunas fincas rústicas en el registro, un bufón en nómina que te haga reír a cambio de una rodaja de mortadela, un cura de pueblo que te pida dinero por carta para restaurar el techo de su parroquia, un músico que te fabrique un pasodoble cargado de bombo, un tabernero que al conocerte por la cara te invite a una ración de percebes, una nube de gorrones que te pase la mano por el lomo en el bar del hotel Wellington, un pesado que te recuerde constantemente con voz asmática aquella verónica que diste en la plaza de Calahorra.» (“Los mejores relatos”, 213: Estofado de toro)
  • «Miles de toros van a ser torturados públicamente hasta el degüello final, pero lejos de la plaza donde se celebra semejante miseria la corrida impregna la vida nacional desde hace siglos. Tauromaquia es todo lo pinturero, patriótico y grasiento que palpita bajo el rabo de Alá sin desollar: el ajo como cultura, la sequía como mística, el garrote vil como sacramento y el descabello como desplante.» (El País, 14-5-1989: Tauromaquia)
  • «Por mucho que se enmascare con un esteticismo hortera o con un flato poético, una corrida de toros en directo o en diferido es el espectáculo basura por excelencia, aunque lo presida el Rey de España y le guste a algún chino.» (HOR, 168: La columna)
  • «Si alguien concibe que una carnicería semejante puede servir de soporte a un arte, ya está preparado para admitir que la verdad puede ser extraída mediante la tortura en el sótano de una comisaría; si se admite que la belleza puede surgir de la sangre derramada, aunque ésta se inflija a un animal, es que uno ya tiene justificado en el corazón todo tipo de violencia.» (HOR, 165: Sangre)
  • «Ya se ha echado encima el calor y con él comienza de nuevo a florecer la cultura del desolladero, la sangre, los cuernos, los puyazos, las cuchilladas, los vómitos, los aplausos. [...] En el palacio de falso mudéjar de Las Ventas empiezan las corridas de San Isidro.» (HOR, 159: Tabú])

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Cita de Kapuscinski

"Las guerras siempre empiezan mucho antes de que se oiga el primer disparo, comienzan con un cambio de vocabulario en los medios."

Ryszard Kapuscinski.

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La civilización de la basura -  Félix Rodríguez de la Fuente

La civilización de la basura - Félix Rodríguez de la Fuente

Fragmento del programa "Planeta Azul" donde Félix Rodríguez de la Fuente se refiere a "la civilización de la basura". Agosto de 1972.
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Kapitalismo

¿De qué sirve decir la verdad sobre el fascismo que se condena si no se dice nada contra el capitalismo que lo origina?

Bertl Brech

A la que añado:

La ley básica del capitalismo es tú o yo, no tú y yo

Karl Liebknecht. »

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La guerra...

"La guerra no determina quién tiene la razón, sólo quién queda."

Bertrand Russell.

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Ser libre no es para cualquiera Mario Benedetti

“Ser libre no es para cualquiera. Hay que tener coraje de quedar mal con mucha gente, despedirse de otros tantos y estar listo para ser odiado"

- Mario Benedetti... 🖋️

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Cita de Terry Pratchett

“Dosflores era un turista, el primero del Mundodisco. Según decidió Rincewind, turista significaba «imbécil».”

 Terry Pratchett, The Color of Magic.

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Cita de Miguel de Unamuno

Cita de Miguel de Unamuno

“Procuremos más ser padres de nuestro porvenir que hijos de nuestro pasado.”

Miguel de Unamuno

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El hacer (y el deshacer)

"Quien quiere hacer algo encuentra un medio. Quien no quiere hacer nada encuentra una excusa”.

Proverbio arabe

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El brahmín

Era en el norte de la India, allí donde las montañas son tan elevadas que parece como si quisieran acariciar las nubes con sus picos.

En un pueblecillo perdido en la inmensidad del Himalaya se reunieron un asceta, un peregrino y un brahmín.

Comenzaron a comentar cuánto dedicaban a Dios cada uno de ellos de aquellas limosnas que recibían de los fieles.

El asceta dijo:

-Mirad, yo lo que acostumbro a hacer es trazar un círculo en el suelo y lanzar las monedas al aire. Las que caen dentro del círculo me las quedo para mis necesidades y las que caen fuera del círculo se las ofrendo al Divino.

Entonces intervino el peregrino para explicar:

-Sí, también yo hago un círculo en el suelo y procedo de la misma manera, pero, por el contrario, me quedo para mis necesidades con las monedas que caen fuera del círculo y doy al Señor las que caen dentro del mismo.

Por último, habló el brahmín para expresarse de la siguiente forma:

-También yo, queridos compañeros, dibujo un círculo en el suelo y lanzo las monedas al aire. Las que no caen, son para Dios y las que caen las guardo para mis necesidades.

“El Maestro dice: Así proceden muchas personas que se dicen religiosas. Tienen dos rostros y uno es todavía más falso que el otro.”

Cuento clásico de la India

 

 

 

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El gato del gurú

Cuando, por las tardes, el gurú se sentaba para las prácticas del culto, siempre andaba por ahí el gato del ashram distrayendo a los fieles. De manera que ordenó que ataran al gato durante el culto de la tarde.

Mucho tiempo después de haber muerto el gurú, seguían atando al gato durante el referido culto. Y cuando el gato murió, llevaron otro para atarlo durante el culto vespertino.

Siglos más tarde, los discípulos del gurú escribieron doctos tratados acerca del importante papel que desempeña el gato en la realización de un culto como es debido.

Cuento sufí

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Locura humana

Estaban varios animales en una granja hablando sobre los seres humanos cuando, de pronto, el gallo hizo una pregunta.

-A ver, ¿a qué no sabéis qué es lo más divertido de los seres humanos?

-No, ¿qué?, ¿qué?, ¿qué? -preguntaron todos a la vez.

-Bueno, pues que siempre piensan lo contrario de lo que hacen, ¡están locos!

Y todos los animales comenzaron a reír.

-Por ejemplo -continuó el gallo-, tienen mucha prisa por crecer y cuando son mayores se lamentan porque su infancia pasó muy deprisa.

-Es verdad, es verdad -contestó el perro-. Además, están toda la vida trabajando y trabajando, pierden incluso la salud para tener dinero, y después, cuando son viejos, pierden el dinero para tener salud.

Todos los animales continuaron riendo.

-Y si os habéis fijado -intervino la vaca-, están siempre pensando en el futuro o en el pasado y la mayoría de veces no saben lo que están haciendo en el presente.

-Y yo que los conozco de cerca -añadió el perro-, viven como si no fueran a morir nunca y en cambio, la mayoría de ellos mueren como si no hubiesen vivido.

Cuento Popular

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Benavente y el paso

 Andaba un dia Don Jacinto Benavente por las calles de Madrid cuando vio venir a un conocido periodista apodado "el caballero audaz".

Grande, enérgico y grandilocuente, peleón, espadachín, jactancioso y muy pagado de sí mismo,

El periodista se plantó ante Don Jacinto y le espetó enérgicamente:

«Yo no le cedo el paso a maricones».

 Don Jacinto lo miró, se bajó de la acera y dijo:

«Pues yo sí».

De "Historias de la historia".

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Ganarse la vida

Deberíamos acabar con la idea absolutamente engañosa de que todo el mundo tiene que ganarse la vida.

Hoy en día es un hecho que uno de cada diez mil de nosotros puede crear un avance tecnológico capaz de sustentar a todos los demás. Los jóvenes de hoy tienen toda la razón al reconocer esta tontería de ganarse la vida. Seguimos inventando puestos de trabajo debido a esta falsa idea de que todo el mundo tiene que estar empleado en algún tipo de trabajo pesado porque, según la teoría Malthusian-Darwinista, debe "justificar su derecho a existir". Así que tenemos inspectores de inspectores y gente que fabrica instrumentos para que los inspectores inspeccionen a los inspectores. El verdadero negocio de la gente debería ser volver a la escuela y pensar en lo que fuera que estuvieran pensando antes de que alguien viniera y les dijera que tenían que ganarse la vida.

-- Richard Buckminster Fuller

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Todos los hombres han de morir

Todos los hombres han de morir, pero la muerte puede tener distintos significados. El antiguo escritor chino Sima Chien decía: Aunque la muerte llega a todos, puede tener más peso que el monte Taishan o menos que una pluma. Morir por los intereses del pueblo tiene más peso que el monte Taishan; servir a los fascistas y morir por los que explotan y oprimen al pueblo tiene menos peso que una pluma

Mao Zedong - Servir al Pueblo - 8 de Septiembre de 1944

www.marxists.org/espanol/mao/escritos/SP44s.html

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Cita de mierda

" El día en que la mierda tenga algún valor los pobres nacerán sin culo"

Gabriel García Márquez

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¿Buena suerte? ¿Mala suerte? Quién sabe

En una aldea de China, hace muchos años, vivía un campesino junto a su único hijo. Los dos se pasaban las horas cultivando el campo sin más ayuda que la fuerza de sus manos. Se trataba de un trabajo muy duro, pero se enfrentaban a él con buen humor y nunca se quejaban de su suerte.

Un día, un magnífico caballo salvaje bajó las montañas galopando y entró en su granja atraído por el olor a comida. Descubrió que el establo estaba repleto de heno, zanahorias y brotes de alfalfa, así que ni corto ni perezoso, se puso a comer. El joven hijo del campesino lo vio y pensó:

– ¡Qué animal tan fabuloso! ¡Podría servirnos de gran ayuda en las labores de labranza!

Sin dudarlo, corrió hacia la puerta del cercado y la cerró para que no pudiera escapar.

En pocas horas la noticia se extendió por el pueblo. Muchos vecinos se acercaron a felicitar a los granjeros por su buena fortuna ¡No se encontraba un caballo como ese todos los días!

El alcalde, que iba en la comitiva, abrazó con afecto al viejo campesino y le susurró al oído:

– Tienes un precioso caballo que no te ha costado ni una moneda… ¡Menudo regalo de la naturaleza! ¡A eso le llamo yo tener buena suerte!

El hombre, sin inmutarse, respondió:

– ¿Buena suerte? ¿Mala suerte? … ¡Quién sabe!

Los vecinos se miraron y no entendieron a qué venían esas palabras ¿Acaso no tenía claro que era un tipo afortunado? Un poco extrañados, se fueron por donde habían venido.

A la mañana siguiente, cuando el labrador y su hijo se levantaron, descubrieron que el brioso caballo ya no estaba. Había conseguido saltar la cerca y regresar a las montañas. La gente del pueblo, consternada por la noticia, acudió de nuevo a casa del granjero. Uno de ellos, habló en nombre de todos.

– Venimos a decirte que lamentamos muchísimo lo que ha sucedido. Es una pena que el caballo se haya escapado. ¡Qué mala suerte!

Una vez más, el hombre respondió sin torcer el gesto y mirando al vacío.

– ¿Buena suerte? ¿Mala suerte?… ¡Quién sabe!

Todos se quedaron pensativos intentando comprender qué había querido decir de nuevo con esa frase tan ambigua, pero ninguno preguntó nada por miedo a quedar mal.

Pasaron unos días y el caballo regresó, pero esta vez no venía solo sino acompañado de otros miembros de la manada entre los que había varias yeguas y un par de potrillos. Un niño que andaba por allí cerca se quedó pasmado ante el bello espectáculo y después, muy emocionado, fue a avisar a todo el mundo.

Muchísimos curiosos acudieron en tropel a casa del campesino para felicitarle, pero su actitud les defraudó; a pesar de que lo que estaba ocurriendo era algo insólito, él mantenía una calma asombrosa, como si no hubiera pasado nada. Una mujer se atrevió a levantar la voz:

– ¿Cómo es posible que estés tan tranquilo? No sólo has recuperado tu caballo, sino que ahora tienes muchos más. Podrás venderlos y hacerte rico ¡Y todo sin mover un dedo! ¡Pero qué buena suerte tienes!

Una vez más, el hombre suspiró y contestó con su tono apagado de siempre:

– ¿Buena suerte? ¿Mala suerte?… ¡Quién sabe!

Desde luego, pensaban todos, su comportamiento era anormal y sólo le encontraban una explicación: o era un tipo muy raro o no estaba bien de la cabeza ¿Acaso no se daba cuenta de lo afortunado que era?

Pasaron unas cuantas jornadas y el hijo del campesino decidió que había llegado la hora de domar a los caballos. Al fin y al cabo eran animales salvajes y los compradores sólo pujarían por ellos si los entregaba completamente dóciles.

Para empezar, eligió una yegua que parecía muy mansa. Desgraciadamente, se equivocó. En cuanto se sentó sobre ella, la jaca levantó las patas delanteras y de un golpe seco le tiró al suelo. El joven gritó de dolor y notó un crujido en el hueso de su rodilla derecha.

No quedó más remedio que llamar al doctor y la noticia corrió como la pólvora. Minutos después, decenas de cotillas se plantaron otra vez allí para enterarse bien de lo que había sucedido. El médico inmovilizó la pierna rota del chico y comunicó al padre que tendría que permanecer un mes en reposo sin moverse de la cama.

El panadero, que había salido disparado de su obrador sin ni siquiera quitarse el delantal manchado de harina, se adelantó unos pasos y le dijo al campesino:

– ¡Cuánto lo sentimos por tu hijo! ¡Menuda desgracia, qué mala suerte ha tenido el pobrecillo!

Cómo no, la respuesta fue clara:

– ¿Buena suerte? ¿Mala suerte? … ¡Quién sabe!

Los vecinos ya no sabían qué pensar ¡Qué hombre tan extraño!

El chico estuvo convaleciente en la cama muchos días y sin poder hacer nada más que mirar por la ventana y leer algún que otro libro. Se sentía más aburrido que un pingüino en el desierto pero si quería curarse, tenía que acatar los consejos del doctor.

Una tarde que estaba medio dormido dejando pasar las horas, entró por sorpresa el ejército en el pueblo. Había estallado la guerra en el país y necesitaban reclutar muchachos mayores de dieciocho años para ir a luchar contra los enemigos. Un grupo de soldados se dedicó a ir casa por casa y como era de esperar, también llamaron a la del campesino.

– Usted tiene un hijo de veinte años y tiene la obligación de unirse a las tropas. ¡Estamos en guerra y debe luchar como un hombre valiente al servicio de la nación!

El anciano les invitó a pasar y les condujo a la habitación donde estaba el enfermo. Los soldados, al ver que el chico tenía el cuerpo lleno de magulladuras y la pierna vendada hasta la cintura, se dieron cuenta de que estaba incapacitado para ir a la guerra; a regañadientes, escribieron un informe que le libraba de prestar el servicio y continuaron su camino.

Muchos vecinos se acercaron, una vez más, a casa del granjero. Uno de ellos, exclamó:

– Estamos destrozados porque nuestros hijos han tenido que alistarse al ejército y van camino de la guerra. Quizá jamás les volvamos a ver, pero en cambio, tu hijo se ha salvado ¡Qué buena suerte tenéis!

¿Sabes qué respondió el granjero?…

– ¿Buena suerte? ¿Mala suerte?… ¡Quién sabe!

Adaptación de un cuento popular chino

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EL Ermitaño

En la corte real tuvo lugar un fastuoso banquete. Todo se había dispuesto de tal manera que cada persona se sentaba a la mesa de acuerdo con su rango. Todavía no había llegado el monarca al banquete, cuando apareció un ermitaño muy pobremente vestido y al que todos tomaron por un pordiosero.

Sin vacilar un instante, el ermitaño se sentó en el lugar de mayor importancia. Este insólito comportamiento indignó al primer ministro, quien, ásperamente, le preguntó:

– ¿Acaso eres un visir?

– Mi rango es superior al de visir – repuso el ermitaño.

– ¿Acaso eres un primer ministro?

– Mi rango es superior al de primer ministro.

Enfurecido, el primer ministro inquirió:

– ¿Acaso eres el mismo rey?

– Mi rango es superior al del rey.

– ¿Acaso eres Dios? -preguntó mordazmente el primer ministro.

– Mi rango es superior al de Dios. Fuera de sí, el primer ministro vociferó:

– ¡Nada es superior a Dios!

Y el ermitaño dijo con mucha calma:

– Ahora sabes mi identidad. Esa nada soy yo.

Cuento sufí

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La Ventana del Hospital (Cuento)

Dos hombres, seriamente enfermos, ocupaban la misma habitación en el hospital. A uno de ellos se le permitía estar sentado una hora todas las tardes para que los pulmones drenaran sus fluidos. Su cama daba a la única ventana de la habitación.

El otro hombre tenía que estar tumbado todo el tiempo. Los dos se hablaban mucho. De sus mujeres y familiares, de sus casas, trabajos, el servicio militar, dónde habían estado de vacaciones.

Y todas las tardes el hombre que se podía sentar frente a la ventana, se pasaba el tiempo describiendo a su compañero lo qué veía por la ventana. Éste, solamente vivía para esos momentos donde su mundo se expandía por toda la actividad y color del mundo exterior.

La ventana daba a un parque con un bonito lago. Patos y cisnes jugaban en el agua mientras los niños capitaneaban sus barcos teledirigidos. Jóvenes amantes andaban cogidos de la mano entre flores de cada color del arco iris. Grandes y ancestros árboles embellecían el paisaje, y una fina línea del cielo sobre la ciudad se podía ver en la lejanía.

Mientras el hombre de la ventana describía todo esto con exquisito detalle, el hombre al otro lado de la habitación cerraba sus ojos e imaginaba la pictórica escena.

Una cálida tarde el hombre de la ventana describió un desfile en la calle. Aunque el otro hombre no podía oír la banda de música- se la imaginaba conforme el otro le iba narrando todo con pelos y señales. Los días y las semanas pasaron.

Una mañana, la enfermera entró para encontrase el cuerpo sin vida del hombre al lado de la ventana, el cual había muerto tranquilamente mientras dormía.

Se puso muy triste y llamó al doctor para que se llevaran el cuerpo.

Tan pronto como consideró apropiado, el otro hombre preguntó si se podía trasladar al lado de la ventana.

La enfermera aceptó gustosamente, y después de asegurarse de que el hombre estaba cómodo, le dejó solo.

Lentamente, dolorosamente, se apoyó sobre un codo para echar su primer vistazo fuera de la ventana. Finalmente tendría la posibilidad de verlo todo con sus propios ojos.

Se retorció lentamente para mirar fuera de la ventana que estaba al lado de la cama. Daba a un enorme muro blanco. El hombre preguntó a la enfermera qué había pretendido el difunto compañero contándole aquel maravilloso mundo exterior.

Y ella dijo: - Quizás sólo quería animarle.

Cuento anónimo (que yo sepa)

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Pensamiento creativo

Estás conduciendo tu coche en una noche de tormenta terrible. Pasas por una parada de autobús donde se encuentran tres personas esperando:

 

1. Una anciana que parece a punto de morir.

2. Un viejo amigo que te salvó la vida una vez.

3. El hombre perfecto o la mujer de tus sueños.

 

¿A cuál llevarías en el coche, teniendo en cuenta que sólo tienes sitio para un pasajero?

 

Este es un dilema ético-moral que una vez se utilizó en una entrevista de trabajo.

Podrías llevar a la anciana, porque va a morir y por lo tanto deberías salvarla primero; o podrías llevar al amigo, ya que él te salvó la vida una vez y estas en deuda con él.

Sin embargo, tal vez nunca vuelvas a encontrar al amante perfecto de tus sueños.

El aspirante que fue contratado (de entre 200 aspirantes) no dudó al dar su respuesta.

Me encanta, y espero poder utilizarlo alguna vez en alguna entrevista.

¿Qué dijo?

Simplemente contestó: "Le daría las llaves del coche a mi amigo, y le pediría que llevara a la anciana al hospital, mientras yo me quedaría esperando el autobús con la mujer de mis sueños."

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