Benavente y el paso

 Andaba un dia Don Jacinto Benavente por las calles de Madrid cuando vio venir a un conocido periodista apodado "el caballero audaz".

Grande, enérgico y grandilocuente, peleón, espadachín, jactancioso y muy pagado de sí mismo,

El periodista se plantó ante Don Jacinto y le espetó enérgicamente:

«Yo no le cedo el paso a maricones».

 Don Jacinto lo miró, se bajó de la acera y dijo:

«Pues yo sí».

De "Historias de la historia".