En la declaración ante el juez, a Ignacio González le tembló la voz cuando la fiscal le preguntó cómo era posible que su tarjeta de visita hubiera aparecido en un sobre con billetes de 500 euros y anotaciones que parecían corresponderse con el pago de comisiones, en el registro a la casa de su amigo, el exdelegado del Gobierno en Ceuta entre 1998 y 2004, Luis Vicente Moro. "Jamás, jamás", repitió el expresidente madrileño, a la pregunta de si alguna vez Moro le había entregado mordidas. Moro fue uno de los artífices de la compra de Emissao.
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