En la Escuela Infantil municipal El Sol de Chamartín, que gestiona el Ayuntamiento de Madrid, hay cuatro puestos de cocineras. En la actualidad solo hay dos cubiertos y, si una de las trabajadoras coge el día libre, deja a la otra sola. Eso es lo que pasó el día que Alicia (nombre ficticio) no fue capaz de llegar a tiempo para servir los segundos a los cien niños y niñas que acuden a la escuela de entre cero y tres años. “Lo primero que hice fue hacer la comida para alérgicos. Luego hice el primer plato, los niños comen a las 11:30 horas”.