Un hombre de Barcelona demandó a sus vecinos de abajo por el intenso “olor a fritanga” que subía a su vivienda, recuerda la jueza. Según su demanda, la peste era de tal magnitud que tuvo que abandonar su piso y alquilar otra casa. Traducido: el hombre reclamaba una indemnización voluminosa a sus vecinos. En vez de celebrar una vista, escuchar durante horas a peritos de tesis opuestas y dar la razón a una parte, Montañés propuso a los vecinos intentar llegar a un acuerdo.
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