Hace mucho, muchos años, en un rincón lejano del mundo, entre dos montes espesos y varias gargantas sedientas, había una escuela de cazadores de dragones. El proceso de aprendizaje era largo y complejo, y cada año salían de ella, con sus relucientes armaduras, un máximo de tres cazadores de dragones. Y aun así, con el tiempo, se demostró que esa cantidad de cazadores de dragones era excesiva, porque aunque algunos fenecían en su peligroso puesto de trabajo, los que tenían éxito vivían lo bastante como …