El río Amazonas, azotado por sequías consecutivas alimentadas por el cambio climático, se seca, y algunos tramos se están reduciendo a pozas superficiales de tan solo unos metros de profundidad. El nivel en varios tramos descendió el mes pasado a su nivel más bajo jamás registrado, así como partes de 3 de sus afluentes más importantes. La crisis paralizó el Amazonas, superautopista acuática vital, casi el único medio para conectar comunidades y comerciar. Brasil recurre a una medida extraordinaria, impensable hace poco: dragar tramos del río.