Sería para averiguar si algún gasto de esa tarjeta fue a parar a su hijo y para qué y así poder vomitárselo en la cara cuando él les hable de su corrupción. Son así de asquerosos y de ratas.
Con estas cosas hay que ser muy crítico y mirarlo todo con mucha atención. Para empezar, si tu escribes un artículo y lo llamas: Endeudamiento urbano. La insostenibilidad social de la deuda municipal de Madrid pero luego afirmas y reconoces la sostenibilidad técnica creas un cacao curioso y un precedente peligrosísimo por dos motivos:
1.- Cuando una obra no te gusta, no la consideras necesaria, te irrita, te cae mal el ejecutor, estás enfadado con el anterior Alcalde, la consideras ilegítima, ergo no pagas lo que debes.
2.- Antepones un término de nuevo cuño "sostenibilidad social" a los pagos por ciertas deudas, declarando ilegítimas aquellas que consideres no "sostenibles socialmente".
No se si yo soy el único preocupado por estas afirmaciones, pero me parece muy peligroso dejar al arbitrio del siguiente el decidir sobre la sostenibilidad o procedencia de ciertas actuaciones. No creo que ese sea el camino, creo que el camino es una fiscalización previa más efectiva pero que no esté sujeta la ejecución a la voluntad ideológica del sucesor.
Que este nos cae muy bien y se llena la boca con medidas sociales y le aplaudimos con las orejas, ¿pero qué pasará cuando haya otro que las anule en base a un criterio distinto que a nosotros no nos caiga tan bien pero sí a sus votantes?
Estoy bastante de acuerdo con el artículo salvo en el excesivo protagonismo que le da a una de las causas de los incendios: la irresponsabilidad de algunos vecinos.
En general, detrás de los incendios, hay varias causas que han sido comentadas en este artículo. De ellas, yo creo que la principal, con diferencia, es la de las madereras y en especial de las que quieren madera barata para fabricar papel. Fundamentalmente porque el bosque quemado, una vez arrasado, pare volver a dar beneficios en un plazo de tiempo menor a 20 o 30 años sólo tiene como opción la plantación de eucaliptos.
Desde que soy un chaval he visto un proceso por el cual los montes que ardían rara vez eran de eucaliptos, sino robledales, pinares, etc. que luego eran sustituidos por eucaliptos (la madera más barata, aunque un desastre ecológico y económico a medio-largo plazo).
Es por ello que yo estoy convencido de que la cultura del fuego obedece fundamentalmente a los intereses de las empresas que quieren madera de eucalipto barata en cantidades industriales.
Cuando la científico japonesa Haruko Obokata publicó un trabajo de investigación pionero sobre células madre a principios de este año, los medios de comunicación estaban emocionados - pero no por su trabajo. Estaban más interesados en el delantal de la ama de casa tradicional japonesa que llevaba, en lugar de la bata de laboratorio que podría haberse esperado.
La elección del vestuario de Obokata fue inteligente. El delantal, un símbolo de la vida doméstica, hizo su obvia inteligencia más aceptable en Japón, donde ser "lindo", o kawaii es la única moneda social que tienen las mujeres.
La adoración de Japón por lo kawaii, y su estrecha asociación con la feminidad, exige que las mujeres hablan en voz alta, cantarina, que usen gestos y expresiones infantiles, y que nunca, nunca, desafían a un hombre. Las que van contra la corriente, mostrando ambición, inteligencia u opiniones fuertes se menosprecian por ser demasiado "agresivas".
Así, el delantal de Obokata desvió la atención de su destreza científica, y gracias a los esfuerzos de los medios de comunicación, se convirtió en una mujer recíén convertida en científico: una Barbie con pipeta.
Ser kawaii es ser vulnerable, débil e impotente. "Lindo" es lo contrario de capaz. Por supuesto, es fácil de adorar - ver cosas lindas enciende nuestros instintos protectores y desencadena la liberación de endorfinas, por eso que pasamos tantas horas sin parar viendo animales bebés peludos dando vueltas en YouTube. Pero lo lindo es difícil de respetar.
Como resultado, Japón discrimina a sus mujeres de manera brutal. Está en el puesto 105 de 136 países en cuanto a igualdad de género, según el Foro Económico Mundial, el país constantemente es advertido por economistas y comentaristas extranjeros como Christine Lagarde del FMI, de que la escasa presencia de las mujeres en la fuerza laboral, específicamente en cargos ejecutivos, ha contribuido a sus dos décadas de malestar económico.
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