Es difícil trazar la línea que separa lo que es por si mismo grotesco y humillante de lo que puede ser molesto y bochornoso para alguien en particular. Por ejemplo, mi esposo hijo de un gallego y una andina y en el extraño país donde nos tocó nacer los gallegos y los andinos son blancos de todo tipo de chistes. Son como los leperos de aquí de España. No creo que él se sienta particularmente ofendido ni por los chistes gallegos, ni por los chistes de "gochos" (andinos) ni por los chistes de gays, pero claro, ese es él; habrá otros gochos-gallegos-maricones que sí se sientan ofendidos y no me parece mal que lo expresen, están en su derecho.