#1 no tiene nada de bueno.
La población se estabiliza de forma natural. #4 eso es mentira. Es una simplificación que te haces basada en nociones de aritmética, pero la vida real no es así. Si hay hambre es por pobreza, no por numero de hijos. #6 sí, claro, porque tu lo digas. Ya se están comiendo en Hong Kong, claro.
#10 Entre otras cosas porque no es éticamente correcto/honesto y es un peligro en algunas ocasiones. El efecto placebo solo lo puede indicar un médico y bajo ciertas circunstancias, cualquier otra cosa es una estafa que el gobierno permite, como las preferentes de los bancos pero aplicado a la salud.
#1#4 os equivocáis completamente. Una buena sanidad pública que erradique la mortalidad infantil y una televisión asequible y de calidad son más efectivas para regular la natalidad que las políticas que fomentan el asesinato.
Por eso «en Europa no se controla y no hay problema» #8
Tuvimos una explosión demográfica, pero antes tenían 50 hijos para que alguno sobreviviera
#20 cierto, porque es el estado quién tiene que cuidar de los pobrecitos ciudadanos, que no son capaces de pensar o vivir por sí mismos y necesitan que papá estado oferte casas, legisle sueldos ... Y como no pasa eso (lo de China, vamos) pues estamos muy mal.
No, en España uno tiene los hijos que le da la gana sin leyes que te lo impongan, existen ayudas para las familias numerosas, VPO,, etc. Aún así, hay gente que nos quiere equiparar a China o que siente envidia de estas dictaduras por alguna razón.
#152 ¿Y qué hay de los brotes psicóticos, cuando un paciente llega a urgencias completamente ido, con una mente saturada de alucinaciones, miedo y violencia reactiva? ¿En ese caso tampoco se le puede olbigar a tomar ninguna medicación a la fuerza?
Porque a los psicóticos en brote se les ata y se les pincha (es la única manera que existe de relajarles cuando entran en modo Berserk...)
#152 Tienes razón en que no se puede obligar a tomar una medicación y recurrir a dar opciones para que los enfermos tomen la medicación es lo correcto. El problema es que a veces aunque se ponga al enfermo entre la espada y la pared no se va a tomar la medicación. En ocasiones cree que todo es veneno. Llega a pensar que es mejor estar atado que tomar veneno.
Cuando remiten los síntomas más graves del brote, sí se puede hablar y llegar a un consenso para tomar la medicación. Además, si la medicación no es adecuada, se nota y se aprecían las causas que alega el enfermo cuando reconoce que la medicación no le cae bien. Sin embargo, cuando el brote está en su apogeo el enfermo no verbaliza cuál es el daño que le hace la medicación. Simplemente se aferra a su creencia de que es perjudicial, que le quieren hacer daño, etc. En esos casos, hay que tener más mano dura (aunque duela) y "obligarlo". Hay que estar pendiente de los efectos secundarios, de las reacciones que pueda tener, observar si mejora, avisar al médico en caso de que haya cualquier comportamiento anómalo, etc. Es una tarea ardua y exige mucha concentración pero si el enfermo puede salir, merece la pena todo el esfuerzo.