«En el centro de Tenochtitlán, la capital del imperio azteca, los sacerdotes ejecutaban sus diarios sacrificios conduciendo a la víctima por las empinadas escalinatas de piedra hasta la cima de la pirámide, donde cuatro sacerdotes sujetaban al sacrificado contra el enorme altar de piedra, de espaldas con los brazos y piernas extendidos. Uno de ellos, de aspecto temible y salpicado de sangre, alzaba un cuchillo de obsidiana en el aire y lo dejaba caer en mitad del agitado pecho de la víctima, a quien sostenían con firmeza. Rápidamente, aunque con delicadeza, le abría el pecho y tanteaba con sus dedos por entre las costillas, en busca del corazón de la víctima. Un segundo después, el sacerdote le arrancaba el corazón aún latiendo y lo arrojaba a un brasero al rojo vivo, a modo de ofrenda al dios Huitzilipochtli. El sacrificio podía realizarse en apenas veinte segundos; el corazón podía seguir latiendo sobre el brasero por un lapso de hasta cinco minutos.1
Para los comerciantes aztecas, el clímax del año litúrgico y sacrificial tenía lugar durante el festival de Panquetzaliztli, o “alzamiento de los estandartes”, celebrado a mediados del invierno, cuando podían evidenciar sus éxitos y su riqueza auspiciando uno de estos sacrificios humanos. A diferencia de los guerreros, que capturaban personalmente a los soldados enemigos en el campo de batalla para sacrificarlos, los comerciantes debían comprar a sus víctimas sacrificiales a un precio de hasta cuarenta capas tejidas.2 Tras pagar por su víctima, el comerciante debía alimentarla, vestirla y velar por ella durante meses con gran lujo, mientras se la preparaba para el magno espectáculo. Para auspiciar el sacrificio, el comerciante debía ofrecer cuatro pródigos banquetes y celebraciones a otros mercaderes y líderes militares. Cada banquete requería de nuevas vestimentas, alhajas y emblemas para el comerciante y su víctima sacrificial. Después de procurarse los lujosos bienes que los banquetes requerían, el
"Leo de forma recurrente casos como este y similares de estafas en las compras por Internet. Los portales de clasificados dejan actuar a muchos desalmados sin tomar ningún tipo de precaución para esto a pesar de que gracias a ellos se mueven decenas de millones d euros en transacciones sin ningún tipo de control. Hay en Internet portales dedicados a ofrecer servicios, algunos gratuitos, para evitar que haya fraude en las transacciones pero no son muy conocidos porque los medios de comunicación no dan información ni escriben artículos sobre ellos. Fuera de España este tipo de servicios lo dan empresas calificadas como Escrow Companys que tienen normalmente mucho éxito. En España disponemos de al menos dos que yo conozca: la primera en ofrecer sus servicios fue Kautio.com y tiempo después apareció Trepacto.com ofreciendo uno de los servicios de Kautio. Creo sinceramente que es casi una obligación de los periodistas informar de la alternativa que estos portales ofrecen para dar seguridad en las transacciones y evitar estos frecuentísimos problemas. Los juzgados están llenos de denuncias de este tipo sin que nadie haga nada y sin que tengamos INFORMACIÖN de como evitarlo. Por si acaso y para evitar mal entendidos ni trabajo ni pertenezco ni tengo interés particular ni en Trepacto ni en Kautio, simplemente me parece una buena cosa que la gente debe de conocer para evitar que la engañen y la estafen"