#1 > Si sumamos las otras listas de la izquierda, en su mayoría asociadas con los mismos partidos, la izquierda está a menos de un punto porcentual de diferencia, con más del 32%.
#26 es que los medios tampoco son tontos mejor un partido de pseudoizquierda que partidos de izquierda de verdad aunque el de sumar sea casi lo mismo que el PSOE pseudoizquierda
#12 si dices que eso no fue una burrada, no sigo hablando. Si lo que dices es que no cuenta porque no fue por orden del gobierno de la segunda republica, entonces estamos hablando cosas muy distintas. No sé cuales son los dos bandos para ti y no nos vamos a poner de acuerdo en eso, ni creo que te interese.
#8 madre mía, que nivel. Quitate la bufanda y lee algo diferente. Bien escrito, por supuesto. Aunque sea lee algo de Paracuellos, por decir lo más fácil y mencionado. No justifica nada, pero si deja tu comentario por mentira.
En serio, no hace falta faltar a la verdad para defender una idea si hay buenas razones para defenderla.
#8 además fue "radiodifundida", promovida, publicitada... para, por un lado infligir terror en la población (que no en el ejército contrario), y por otro animar a las propias tropas y simpatizantes.
Esa es precisamente una de las muchísimas diferencias: un 'rojo' no piensa en aniquilar a los demás. Sin embargo un fascista aplica siempre la táctica de "tierra quemada", incluso con niños y ancianos. Todos tenemos a nuestro lado gentuza a la que no le temblaría el pulso si tuviese que meter dos tiros (el segundo de gracia, por supuesto) a cualquier 'rojo' o 'comunista' (ojo, que no significa lo mismo). Y luego son los rojos los que se sienten superiores...
#29 Uhmm no...yo votaba CUP y ahora votare AC (por el catalán básicamente, en la mayoría de cosas no coincido pero será un toque de atención si entran).
"La mujer de tu vida (Fernando Trueba, 1990) o Delirios de amor (Antoni Capellà y Alberto Espada, 1989), cuentan
historias sentimentales fuera de lo común —eso si, todas heteronormativas—,
diferentes en cada episodio, y dirigidas por diferentes directores. El esquema narrativo
se repite en ambas series, donde generalmente un hombre nos cuenta la historia de su
encuentro con una mujer de la que se enamora, y las aventuras que vive para
conquistarla, o los fracasos que tiene que soportar. La gran mayoría de las mujeres de
estas dos series no trabajan, o al menos su profesión no se menciona en estas tramas.
Además, tampoco realizan tareas domésticas. Se nos presentan como mujeres
independientes, libres de sus elecciones —elecciones que casi siempre se limitan al
ámbito sentimental —, bellas y atractivas, con conciencia de su poder de atracción sobre
los hombres. De hecho, parece que su única ocupación es complacer a los hombres, a
menudo de forma asumida. Estas protagonistas se definen a sí mismas como objetos
sexuales, a los ojos de los hombres pero también para ellas mismas (McRobbie, 2009:
101-102) y de esta manera refuerzan el doble consumo al que nos referimos
anteriormente, que está directamente relacionado con las afirmaciones de Mulvey: las
espectadoras quedan así encerradas en una mirada masculina al consumir la imagen
femenina que transmiten estas ficciones, al tiempo que son orientadas hacia el consumo
de moda y productos de belleza"