#11 No. A la gente les puede llegar a gustar muchas cosas si les dices que es algo que pueden ver o hacer, hace cientos de años o a día de hoy, según sitios, a la gente le gusta ver lapidaciones en directo, por poner un ejemplo más crudo. A lo que hay que criticar es a quién les da la opción de que eso pase.
Me ha hecho gracia. Conduciendo y haciendo el imbécil con drogas en el cuerpo:
-Brote psicótico. El chico es de buena familia.
-Drogado hasta las trancas, el resto de mortales.
Mis respetos a los enfermos mentales, pero se nota que niveles.
#3 las enseñan, pero no en el instituto, si no en la formación profesional, dentro de la asignatura de formación y orientación laboral.
100% que debería hacerse antes para que llegue a los jóvenes ANTES de los 16, que es, si no me equivoco, cuando pueden empezar a trabajar legalmente
Las empresas tampoco se mantienen "leales" a los trabajadores: si te tienen que despedir por dinero y contratar a otro, lo hacen sin miramientos.
"Que tú, trabajador, bases tus decisiones en el dinero, es horrible; pero que yo, capitalista, base mis decisiones en el dinero, es estupendo y justificadísimo".
#1 Que en medio de una guerra civil, una hambruna masiva y un genocidio vengas a decir que el problema urgente es que nacen muchos de los que están muriendo de inanición es como mínimo inoportuno, por decirlo suave.
#1 Y será juzgado en base a ello, lo cual no implica que el resto del mundo tenga que hacer como si no hubiese pasado nada. Sería absurdo que si mañana escuchases (o creyeses que lo has oído) a tu vecino golpeando a su mujer tuvieses que hacer como si no hubiese pasado nada y saludándole en la escalera hasta el día del juicio.
Me parece correcto (ya que es un caso denunciado en el juzgado, no son randoms diciendo cosas en las redes)
Pero jurídicamente no se hasta que punto le pueden buscar las cosquillas por incumplimiento de contrato, que no te guste trabajar con alguien acusado de lo que sea no justifica que te puedas ir de un sitio.
#3 En ese caso el raro pez rosado con manos quizás tendría que pedir ayuda al raro pez ganchillo, pero el rarísimo y diminuto topo kakarratul estaría igualmente perdido.
“Perdí la confianza en mi psicólogo”: qué pasa cuando el dinero interfiere con la terapia
“Me siento un poco estúpida, porque cuando hablo de problemas de dinero mi psicóloga me anima recortar por todos lados menos en terapia. No me ofrece distanciar las sesiones. No me ofrece distanciarlas ni nada, y me está haciendo tener las mosca detrás de la oreja, porque siento que ya no necesito tanta frecuencia como al principio”. Virginia, ingeniera informática de 27 años. [los nombres de los testimonios de este artículo han sido modificados para proteger su anonimato]
“Mi psicólogo hizo todo lo que pudo para ayudarme y aun así nunca podré devolverle la deuda que tengo con él. Iba dos veces por semana y me lo dejó a mitad de precio. Después me dijo que le pagara lo que pudiera pero que siguiera yendo”. Priscilla, gestora cultural, 45 años.
“Dejé de ir a una psicoterapeuta de Gestalt porque me cobraba en negro y… » ver todo el comentario
-Brote psicótico. El chico es de buena familia.
-Drogado hasta las trancas, el resto de mortales.
Mis respetos a los enfermos mentales, pero se nota que niveles.
100% que debería hacerse antes para que llegue a los jóvenes ANTES de los 16, que es, si no me equivoco, cuando pueden empezar a trabajar legalmente
Poco nos pasa
"Que tú, trabajador, bases tus decisiones en el dinero, es horrible; pero que yo, capitalista, base mis decisiones en el dinero, es estupendo y justificadísimo".
Pero jurídicamente no se hasta que punto le pueden buscar las cosquillas por incumplimiento de contrato, que no te guste trabajar con alguien acusado de lo que sea no justifica que te puedas ir de un sitio.
Copio y pego el texto del artículo
“Perdí la confianza en mi psicólogo”: qué pasa cuando el dinero interfiere con la terapia
“Me siento un poco estúpida, porque cuando hablo de problemas de dinero mi psicóloga me anima recortar por todos lados menos en terapia. No me ofrece distanciar las sesiones. No me ofrece distanciarlas ni nada, y me está haciendo tener las mosca detrás de la oreja, porque siento que ya no necesito tanta frecuencia como al principio”. Virginia, ingeniera informática de 27 años. [los nombres de los testimonios de este artículo han sido modificados para proteger su anonimato]
“Mi psicólogo hizo todo lo que pudo para ayudarme y aun así nunca podré devolverle la deuda que tengo con él. Iba dos veces por semana y me lo dejó a mitad de precio. Después me dijo que le pagara lo que pudiera pero que siguiera yendo”. Priscilla, gestora cultural, 45 años.
“Dejé de ir a una psicoterapeuta de Gestalt porque me cobraba en negro y… » ver todo el comentario