A las vueltas con el feminismo

Andábame yo leyendo el artículo sobre el pago de las matrículas de primer año en las ingenierías y carreras técnicas en las mujeres www.elespanol.com/sociedad/educacion/20190906/chicas-no-pagan-matricul y, a pesar de ser una medida eminentemente electoralista para llamar la atención sobre un tipo de voto, pienso que podría ser positivo para una sociedad más igualitaria si fuera bien aplicada y para acabar con el machismo.

Yo provengo de una profesión eminentemente femenina, soy un bibliotecario. Mis compañeras de carrera fueron mujeres, mis compañeras de trabajo en su mayoría fueron mujeres y mis jefas siempre han sido mujeres. Soy el "bicho raro" dentro del estereotipo típico de las películas es la de bibliotecaria con moño, gafas y falda por debajo de las rodillas.

Si atendemos a sus antecedentes históricos que pueden explicar como se ha creado el rol de género entorno a una profesión os diré que hasta finales del s. XIX el trabajo de bibliotecario siempre recayó en hombres, más que nada por que las áreas culturales y educativas estaban reservados a ellos. Pero a partir de la primera guerra mundial, primero en EEUU pero paulatinamente en el resto de países del primer mundo con bibliotecas la mujer empieza a entrar en este trabajo debido a dos factores. El primero es que la educación llega a todos los sectores de la sociedad y la mujer comienza a tener un papel activo dentro de áreas artísticas, culturales y educativas; y el segundo es la vinculación de la mujer a papeles "secundarios" o de "cuidado" dentro de estas áreas, exceptuando algunas mujeres muy brillantes. Con la idea de papeles "secundarios" me refiero a papeles de "ayudante de..."; el ejemplo más claro es el de la enfermera que siempre ha sido considerada como la "ayudante del médico",o la bibliotecaria "ayudante del investigador/escritor" etc... Y es que mientras el universitario masculino tenía unas salidas claras, la universitaria femenina de filosofía y letras estaba abocada a estos papeles.

En este orden de cosas esto en la práctica se podría resumir en dos grandes ejemplos en España. La creación de la residencia de señoritas (1915-1939) que sería la primera escuela para dar estudios sobre bibliotecas, dejando claro cual es la dirección que va a tomar la profesión el resto del siglo y en 1977, algunos panfletos del PCE del sector libro se quejan amargamente que muchas funcionarias de la sección femenina habían sido recolocadas en bibliotecas sin tener ninguna formación para ello. Es decir, el género te predisponía para la profesión.

Esto hizo que la profesión fuera femenina, aunque siempre hubo una minoría masculina que cubría la mayoría de los puestos de dirección. Como decía anteriormente, la mujer no tenía capacidad de dirección, sólo de ayuda.

Con la llegada de la democracia y la creación de los estudios de biblioteconomia en 1982 en Barcelona y en 1993 en Madrid se empieza a democratizar en género un poco más la situación, aunque los roles se perpetúan y siguen siendo más mujeres que hombres. No obstante, las direcciones que comentaba en el párrafo anterior, gracias a los avances de la sociedad han pasado a estar ocupadas por mujeres por experiencia y profesionalidad.

A lo que quiero llegar es que muchas veces que una profesión tenga más mujeres que hombres se debe también la machismo y a una sociedad heteropatriarcal. Por ello, y dado que el feminismo busca acabar con la desigualdad y los roles de género impuestos por la sociedad sería positivo que carreras con tradicional mayoría de mujeres como enfermería, educación, biblioteconomía, etc... fueran subvencionadas el primer año con la exención de matrícula para hombres. De esta manera la profesión no quedaría vinculada a un género y es posible que muchos más hombres se metieran a dichas profesiones sin verse estigmatizados por ser profesiones de mujeres.

No obstante, como es una medida de marcado corte electoralista no busca acabar con el machismo en todos los sentidos. Sino parcialmente hacia un único género. Y de esta manera no habrá igualdad porque en sí no se busca, sino simplemente atraer un tipo de voto que ahora está en auge.