Pandemia y política ¿Psicopatía?

¿Se toman medidas suficientes para controlar la pandemia?

A pesar del evidente descontrol en los contagios, que se reflejará en ingresos y fallecimientos, las medidas que se toman no parecen proporcionadas. Esto genera bastante frustración, pero, ¿por qué se actúa así?

Antes de desesperarse y pensar que nuestros gobernantes son ineptos y/o psicópatas de nivel Mortadelo y Filemón y/o Hannibal Lecter respectivamente, es conveniente hacer algunas consideraciones que podrían rebajar, quizás ligerísimamente, esa percepción.

¿Estamos a setas o estamos a rólex?

En términos políticos, la pandemia es, como mucho, una circunstancia imprevista. En ningún caso supone un impedimento para cumplir, y menos para perseguir, los objetivos marcados en el proyecto de un partido en el gobierno que sea. Saben que esto acabará hagan lo que hagan. Es suficiente que parezca que hacen algo.

Ejemplo: cuando se decretó el 2º estado de alarma no se contempló la posibilidad del confinamiento. Para decretarlo ahora habría que levantar éste y pagar (quiero decir, consensuar) otro.

¿Para qué queremos las vacunas?

Nuestra estrategia siempre fue atenuar el ritmo de los contagios. Nunca tuvimos como objetivo evitar la transmisión. De hecho, muy al contrario, desde el principio se buscó la inmunidad por infección natural. Las vacunas no son tan prioritarias. Son simplemente un instrumento para facilitar esta estrategia: Si protegemos de la enfermedad grave a los vulnerables, disminuirán los ingresos y los fallecimientos, pero el objetivo sigue siendo el mismo.

¿Estamos salvando la economía?

Donde mejor se ha controlado la pandemia, mejor va la economía (y viceversa). La falacia de separar economía y salud es simplemente una justificación de una estrategia que se ha elegido. De todas formas, igual que la pandemia, la crisis económica tampoco es impedimento para perseguir los objetivos de un gobierno, porque la estrategia política no tiene que ver con el bienestar del pueblo, sino con su percepción de lo actual en relación con la alternativa.

Y entonces, ¿para qué se toman medidas?

Precisamente por eso, porque lo importante no es cuánta gente muera, sino lo que perciban (y voten) los que sobrevivan. Debe parecer que se hace algo, porque lo contrario sería percibido como negativo.

¿Cómo hacer que la gente se contagie (ordenadamente), pero que parezca un accidente (no demasiado grave)?

Existen dos estrategias contra la COVID:

1. Reducir los contagios al mínimo.

2. Mantener un mínimo de contagios.

La diferencia parece sutil, pero es importante.

Somos así, no queremos que nos fastidien mucho, pero nos indignaríamos si viésemos que no se hace nada. El verdadero equilibrio no es entre salud y economía, sino entre la alarma social por la pandemia y la irritación por las medidas. No son los muertos, son los votos.

Por tanto, ¿los políticos son psicópatas?

En la misma medida que lo es la sociedad a la que representan. Si percibieran presión social para tomar medidas más drásticas, las tomarían. Si percibieran voluntad social para controlar la pandemia, lo intentarían.

¿Por qué los colegios se abren sí o también? ¿Por el derecho a la educación? ¿Porque los niños no contagian? No. Es porque gran parte de los padres (quizás la mayor parte) quieren. Y quizás tienen razón, pero eso es irrelevante. Lo importante es cuántos sean.

¿Por qué retuercen los datos (hay quien podría decir que incluso los ocultan)?

Porque a quien ya ha decidido su posición, conocer la verdad sólo le generaría frustración. La anestesia de la conciencia puede administrarse por distintas vías. En este caso, el egoísmo se mitiga pensando que yo no tomo las decisiones. Incluso me puedo permitir criticar la tibieza de las medidas... Pero, en el fondo, me alivia que sean así de tibias. Y claro, si me obligan a ver la realidad, es más difícil insensibilizarme. El alivio secreto por las medidas tibias sería insuficiente.

La frustración acabaría en ira, en este caso real, pero de nuevo inconfesable, porque jamás reconocería que no es por lo que ocurre, sino por enseñarme esa realidad que no necesito ver porque ya he decidido.

Se produciría una inaceptable división entre cero:

- La gente rechazaría al gobierno, en público, por la ineficacia de las medidas.

- Pero tampoco querría otras más drásticas, porque, en privado, el rechazo sería por la gestión de la frustración, no la de la pandemia.

Por supuesto, no es TODA la gente (quizás ni siquiera la mayoría) ni TODOS los políticos (ojalá fueran minoría). Pero sí muchos, y van ganando. Quizás saber la verdad pueda ayudar a decidir a quien no lo haya hecho todavía. Seamos realistas, responsables e inteligentes.

Artículo basado en el hilo de twitter de Gabriel Trinidad (@gtrinidadr): twitter.com/gtrinidadr/status/1347155028625256449?s=19