Órdago secesionista catalán

La UE ya se ha pronunciado hasta la saciedad y hacer oídos sordos a ciertas advertencias sale muy caro. Los Griegos ya lo intentaron y Cataluña también tiene una deuda suficiéntemente importante como para no jugar a cabrear a su acreedores.

Toda la propuesta secesionista viene precedida de una cantidad de falacias tremenda tales como la posibilidad de entrar en la U.E., o la posibilidad de que las empresas contribuyan con sus impuestos a una agencia tributaria catalana ilícita, con las consecuencias tan graves que eso tendría para dichas empresas por no pagar donde corresponde. Yo creo que los empresarios, incluso los catalanes más patriotas ya se pronunciaron sobre este temita. 

Las urnas funcionan muy bien en un ambiente de respeto, de libertad y de calma, pero si se quiere torcer el voto basta con fanatizar a los que te apoyan y amedrentar a los que no te apoyan.

Estás técnicas suelen usarse cuando no hay una diferencia grande en la intención de voto y cuando la abstención previsiblemente favorecerá a los más radicales o fanáticos y funciona muy bien porque salvo los más fanáticos muchos decidirían no ir a votar. Afortunadamente la consulta no tendrá lugar.

La mera propuesta de una consulta en estas condiciones resulta totalmente surrealista.

La urgencia de hacer una consulta llena de chapuzas solo se explica por la propia urgencia que determinados políticos tienen debido a la espada de la justicia que sujetada por una crin de caballo pende sobre ellos por casos de corrupción de forma similar a lo que la famosa leyenda cuenta sobre un adulador llamado Damocles. 

Que ahora Pablo Iglesias diga que si Cataluña declara unilateralmente la independencia, la respuesta la darán los tribunales, me parece continuar con el juego de la ambigüedad que tanto daño hace y que tanta división provoca. Quizás pablo debería haberse explicado mejor diciendo por ejemplo, que el derecho a decidir sí, pero el derecho a decidir unilateralmente, aunque sea con el respaldo de una consulta electoral, no.

Creo que hay temas suficientemente serios como para exigir posturas muy claras. Si lo que se quiere pedir es una reforma de la constitución, a mí no me parece mal momento, pero si es eso que se diga.

La ley está para que todos la cumplan, la ley de leyes la primera, y si no gusta cámbiese antes.