Odisea en la cita previa

Me lanzo a la que es mi primera publicación en Menéame con el objetivo de compartir con todo aquel que tenga a bien leerme lo que ha sido, como el propio título indica, una auténtica odisea. Desde luego soy consciente del momento que estamos viviendo, para nada sencillo ni para administración en general ni para políticos en particular y es que si algo está claro en esta pandemia es que el virus no entiende de colores ni de ideologías.

Entrando ya en materia todo comienza un lunes tal y como este pero de hace tres semanas. Me noto una especie de rojez en la piel acompañada de inflamación y picor, un tanto extraña y que tras buscar por la web no termino de identificar. En primer lugar pienso en dirigirme al médico de familia de la aseguradora privada (que no citaré) a la cual pertenezco porque mi empresa lo paga. Así lo hice porque razoné que bastante carga debe tener ya el sector público y puesto que no consideraba a priori grave mi caso entendí que sería suficiente. Tras largos intentos por contactar con alguien, lo máximo que logré fue hablar con algún que otro contestador y descubrir que solo podía aspirar a una cita previa "online" sin vídeo donde debía ahí tratar de explicar mi caso. Como si esta opción no fuera de por si cuanto menos catalogable de "extravagante" me encuentro con que un "problema informático" impide realizar la cita efectiva, por lo que me quedo con las ganas de realizar la cita para una atención online donde debía describir mi problema para que un profesional al otro lado tratase de imaginarlo. Entendí que no era el día por lo que el martes volví a la carga. Cuan es mi sorpresa cuando el citado "Problema informático" perdura. Ante la imposibilidad de realizar la cita, por segundo día consecutivo y al ser en realidad esta modalidad algo que ni si quiera buscaba de base, termino por entender que tal vez no es esta la mejor opción. Intento por consiguiente lograr una cita en lo público, muy a mi pesar y bastante enojado, no tanto por tener que ir al servicio público, si no por tener que cargarles con mi caso cuando mi empresa paga por un servicio privado. Aun así, mi grado de sorpresa va in crescendo cuando compruebo que la primera cita disponible era para el 17 de este mes (y tengan en cuenta ustedes que hablamos de tres semanas atrás) y como no, ya un elemento no sorpresivo, la cita era online, con un médico de cabecera. Es decir, debía explicarle a un médico de ámbito general, sin vídeo, a distancia, el carácter de la erupción cutánea que padecía. (que entiendo yo debe haber cientos de características que deberán aparecer inadvertidas tanto para un médico de cabecera ordinario como no hablemos ya para un servidor. Dado que esta opción no iba en absoluto a poder resolver mi problemática me lanzo de nuevo al sector privado en búsqueda de la solución. En este caso en vez de intentarlo en la fallida opción de los centros pertenecientes directamente a mi póliza privada lo intento en centros asociados con acuerdo totales o parciales vía copagos. Lo intento en importantes centros hospitalarios privados con acuerdos con mi aseguradora obteniendo siempre un par de respuestas bastante homogéneas pese a tratarse de empresas diferentes. Por un lado, decir que a través de las aplicaciones móviles que proporcionan estas diferentes empresas era poco mas que misión imposible. Sorprendentemente cuando no estaban caídas no desplegaban el cuadro médico o en el mejor de los casos todo parecía correcto hasta el momento de seleccionar día y hora, instante en el que notabas que en realidad no había ninguna disponible. Por otro lado, vía teléfonica bien me pasaba la media hora larga escuchando alguna melodía polifónica de beethoven o mozart o, en los casos donde conseguías hablar con alguien (y tengo mis dudas de que no fuera un bot bien construido) obtener una burda excusa al estilo de "Es que agosto está completo y las agendas de septiembre no están cargadas". Por último, y aun no dándome por vencido, me dirijo a buscar dermatólogo privado, que pasen consulta con o sin acuerdos con mi compañía, decidido ya a pagar lo que hiciera falta por una simple consulta que me aclare si es una reacción alérgica, algo alimentario o la picadura de un vampiro. Aquí es donde mi asombro y estupor alcanzan cotas inimaginables para mi persona. Contestadores automáticos, melodías variadas... En definitiva mi búsqueda infructuosa se saldó finalmente con la imposibilidad de lograr una cita previa para una consulta dermatológica en todo lo que quedaba de agosto. No voy a ser recurrente en mis explicaciones pero pueden imaginar que todo el proceso fue repetido en mas de una ocasión a lo largo de dicho mes con misma tasa de éxito.

Me gustaría poder decirles en este párrafo que todo terminó o que se me quitó solo pero lo cierto es que llegamos septiembre con el mismo problema, esa "cosa" sigue estando, sigue picando, no evoluciona, es cuanto manos extraño e inquietante. Vuelvo al ataque gracias a un autoconvencimiento personal de que agosto es el peor mes posible para lo que yo pretendía pero que septiembre es otra cosa. ¡Sorpresa! misma problemática durante la primera semana, nada por lo público (mas allá de la ya mencionada cita a distancia sin vídeo) y excusas por aquí y por allá en lo privado. Finalmente, hoy y tras escribir un mail incendiario el viernes, respecto a que iba a poner en conocimiento del departamento de RRHH de mi empresa este panorama a fin de reconsideraran el pago por un servicio que no dan hoy, y no por iniciativa de la aseguradora si no por el enésimo intento propio de lograr una cita he conseguido ser atendido en serio y conseguir cita presencial con un especialista, eso si, para finales de este mes.

Hasta aquí, ya si, mi "anécdota" a lo largo de estas semanas para lograr una mera cita médica con un especialista por un tema que se podría considerar menor (o eso espero que sea). Solo me queda hacer una reflexión final y es que tras mi experiencia no puedo evitar pensar que si esta es la "mejor sanidad" que se puede tener entonces no cabe duda de que el hecho de que el mundo se vea sumido en una pandemia global era algo del todo inevitable.