Hace muchos años atrás llegó a mis manos un cuento del escritor peruano Fernando Fernán Gómez titulado: Para que nos quieran más. Ese texto perteneció a una selección de cuentos que tenían como eje central el cine. La editorial era ALFAGUARA y en mi mente todavía pervive la imagen de Charlie Chaplin en su portada. Lo que más me llamó la atención fue la frase con la que se le atribuye esa máxima al escritor peruano Alfredo Bryce Echenique: “Escribimos para que nos quieran más”. En el mismo texto el autor aclara que no sabe si el pensamiento es original o es un parafraseo. Es curioso porque siempre le he acuñado esa máxima a Gabriel García Márquez. Pero lo importante acá no es eso, vayamos al grano.
Todos los caminos conducen a la escritura
Hace poco tuve una conversación con la escritora Annie Montenegro, ella me confesó que se sintió muy bien al saber que sus amigos la admiraban y se sentían orgullosos de ella por narrar las historias de violencia que ocurren en el campo colombiano y además hacerlo con respeto. Sin embargo, creo en ese refrán popular que dictamina que todos los caminos conducen a Roma. Es decir, algunos lo hacen porque no saben dedicarse a otro oficio, otros, para ganar dinero y no falta el que lo realice por mero placer. Ahora bien, cada una de esas opciones me parece válida. Lo importante es tenerla muy clara a la hora de sentarse frente a la página en blanco.
Los maestros intimidan
No obstante, a pesar de avanzar en ese primer derrotero, no deja de ser angustiante el proceso escritural. En ocasiones, salen a relucir los complejos y todavía con mayor ahínco si se acaba de leer a James Joyce, Miguel de Cervantes Saavedra o a Mario Vargas Llosa, por solo nombrar algunos.
No lo hagas
De igual manera, los sentimientos encontrados afloran cuando se topa con el poema ¿ Así que quieres ser escritor? De Charles Bukowski:
Si no te sale ardiendo de dentro,
A pesar de todo,
No lo hagas.
A no ser que salga de espontáneamente de tu corazón
Y de tu mente y de tu boca
Y de tus tripas
No lo hagas.
Si tienes que sentarte durante horas
Con la mirada fija en el ordenador
O clavado en tu máquina de escribir
Buscando las palabras,
No lo hagas…
Para que me quieran
No me da vergüenza reconocerlo, pero cuando leo ese último punto me siento identificado y en algunas ocasiones he intentado declinar. Sin embargo, he llegado a la conclusión que también escribo para que me quieran más. Así que todavía continuaré en la búsqueda.
¿ Y ustedes?