Dice el cuento que un día viste a tu político favorito a lomos de un elefante del circo que corría loco perdido calle abajo hasta que se estampó contra el escaparate de la farmacia del pueblo, arre, mi corcel. Nadie salió muy grave, fuiste a ayudar a elefante y a tu político favorito, que borracho perdido había robado al animal. Ahora tienes que decidir si contarlo, y callas. Pero un medio de comunicación lo saca pese a haberte reservado la historia. Y te dedicas a contar en redes sociales que es un bulo pese a que te haya potado en los zapatos y aún persista cierto olor desagradable por mucho que los hayas limpiado, tal vez huela salmón digerido y regurgitado.