¿A dónde vamos?

Acabo de ver el mensaje del Rey... Y he de admitir que todo esto me ha resultado arcaico. No tanto por el mensaje, como por todo en general. Cataluña enfrentada, llevada adelante por unos cabezas interesados manejando sus ilusiones y su amor por su cultura y su tierra. Un Gobierno sin capacidad, ya no de diálogo, sino de comunicación, que les ha faltado llamar a los independentistas poco menos que subnormales, aún con conocimiento (o el que se supone que deberían tener) del uso de sus mensajes en todo este conflicto.

De la absoluta mugre corrupta que los empañan a todos, sin capacidad de autocrítica ni correctivo, riéndose en nuestra cara en un puto reality show, que es básicamente lo que estamos pagando en estos momentos los españoles, una tragicomedia.

Y unos ciudadanos egoístas y totalmente faltos de empatía. Es acojonante ver las calles y las redes y ver los enfrentamientos a los que han sido las partes arrastradas (podemos hablar de partes, podrán ser más de dos), llevados por actores que todos sabemos que miran por sus propios intereses. Y nos permitimos sufrir las consecuencias de esa competición de falos.

Yo soy incapaz de comprenderlo. He tenido la suerte de trabajar por prácticamente toda España, creando vínculos eternos con personas en cuestión de horas. También de viajar al extranjero y "comparar", y aprender. Y adoro mi país. No en forma de estado... Ni por sus políticos... Ni porque hagamos cosas. Nuestra bandera me parece una más de la que hemos tenido. No me gusta ver la historia y dejarla donde dejo el libro. Uno se siente arropado en este país, ya no se si porque he tenido suerte o tengo don de gentes. Pero hoy, siento las ganas de bajarme. La he sentido otras veces pero hoy de otra forma.

Soy incapaz de entender el nivel al que somos capaces de odiarnos, de una forma sádica para tolerar el punto que hemos alcanzado de manipulación, engaño y envidia. Porque lo peor es que esto sucede porque gran parte de la población no hace más que preocuparse por pillar el mejor sitio. En cierto modo no les culpo, nos han educado para ello. Pero nos creía ya más maduritos.

Lo peor es que me quedaré. Porque no me queda otra, porque es donde quiero estar y donde haré los posible por quedarme.