A ninguno se nos escapa la deriva expansionista de Turquía en el último lustro. Desde los conflictos armados de Siria o Libia hasta las recientes provocaciones en aguas territoriales griegas pasando por la permanente tensión en Chipre o el apoyo militar a Azerbaiyán en su guerra de baja intensidad contra Armenia. No es casualidad que este panotomanismo militarista coincida en el tiempo con la crítica situación económica del país, con una lira turca marcando mínimos tras mínimos, inflación de dos cifras, una morosidad interna marcando máximos, un déficit en la balanza comercial desbocado y una deuda externa a la que no puede hacer frente con sus correspondientes impagos. Parece evidente que cuanto peor esté la economía, mayores serán los esfuerzos de Erdogan de enaltecer el nacionalismo. Esta es una estrategia utilizada a lo largo de la historia por casi todos los sátrapas.
Se cuestiona últimamente si Turquía es realmente una democracia. Al igual que Rusia o Hungría estos regímenes personalistas ultranacionalistas no pueden ser calificados de dictadura, puesto que han llegado al poder democráticamente y celebran elecciones (con escasas garantías, eso sí) y tampoco son democracias plenas por cuanto presentan claros déficits democráticos: para este tipo de países se ha creado un nuevo término: democracias iliberales. Hay una entrada en la Wikipedia muy interesante sobre este término en el que se explica esto con mucho detalle:
es.wikipedia.org/wiki/Democracia_iliberal
De lo que no se habla tanto es de las relaciones entre Erdogan y los Lobos Grises (grupo terrorista de extrema derecha) y de la de estos últimos con el narcotráfico. Los Lobos Grises son el brazo paramilitar del MHP (Partido de Acción Nacionalista), partido de corte fascista con el que se presentó en coalición el partido de Erdogan (AKP) en las pasadas elecciones locales de 2019. El objetivo final del MHP es la creación de un Gran Imperio Turco de naciones turcas
Recordemos que este panturquismo está detrás de monstruosidades como el genocidio armenio de hace un siglo (más de un millón de muertos).
Pero volvamos a los Lobos Grises. Como comentaba antes son un grupo paramilitar de ideología fascista cuya rama política es el MHP, socios de Erdogan. Nacieron como un escuadrón de la muerte que asesinaba a políticos, intelectuales y simpatizantes de izquierda en los 70's en Turquía. Durante este período se les atribuyen alrededor de 5.000 muertos en diferentes actos terroristas. Con el tiempo se fueron internacionalizando y se les atribuyen diferentes ataques terroristas en todo el mundo, principalmente contra objetivos kurdos y armenios. En la actualidad los servicios de inteligencia turcos utilizan a los Lobos Grises para llevar a cabo asesinatos políticos, como se demostró en los juicios de Ergenekon. Y esta no es su única fuente de financiación. Sus vínculos con el tráfico de heroína desde mediados de los 80 les ha hecho ganarse un puesto entre la élite del narcotráfico. En el siguiente vídeo se puede ver a un grupo de paramilitares turcos mandando un saludo al cartel de Sinaloa y a su jefe, Mayo Zambada. Se despiden con el saludo de los Lobos Grises, que es este
Este es el vídeo (el audio no tiene desperdicio):
Aquí otro vídeo mandando saluditos también a Mayo Zambaday despidiéndose con el saludo de los Lobos Grises
Estos son los compañeros de viaje de Erdogan en esta huida hacia delante que va a conseguir arruinar el país (el coste económico de mantener ese gigantesco ejército y sus operaciones es un lastre que la maltrecha economía turca no se puede permitir), desestabilizar todo Oriente Medio, ayudar a que siga vivo ISIS/DAESH y causar miles y miles de muertos.
Erdogan debería estar sentado en una Corte Internacional respondiendo de sus actos.