El pasado domingo a las cinco de la tarde un joven de 20 años de Malasaña denunciaba haber sido víctima de una brutal agresión en el portal de su casa. Lo hacía presencialmente en una comisaría. Según consta en la denuncia, ocho personas encapuchadas le habrían agredido física y verbalmente, llegando a marcarle en los glúteos la palabra "maricón". Este es el resultado de las pesquisas hasta el momento y según medios de comunicación.
Las cámaras de seguridad
El centrico barrio de Malasaña es uno de los lugares con mayor número de cámaras de seguridad de Madrid. La policia a revisado todas ellas y visionadas horas y horas de grabación. Sin embargo, en ninguna se aprecia un grupo de similares características a las mencionadas por el joven atacado. Y no sólo esos ocho hombres encapuchados sino que en ninguna grabación se aprecia un grupo de ese número de personas ni con los pocos datos descriptivos que aporta el joven.
El registro de llamadas al 091
Los agentes han revisado también todas las llamadas al 091 la tarde de los hechos. Alguien pudo haber visto algo previo a la agresión o tal vez posterior cuando los atacantes abandonaran el portal en grupo nada más agredir al chico. Nada. Ni una llamada. O nadie vio nada o si lo vio decidió no alertar a la Policía. De hecho, ni la propia víctima lo hizo. La denuncia se interpuso presencialmente en comisaría.
La busqueda de testigos también infructuosa
Como ni las cámaras ni el registro de llamadas han arrojado pistas, los investigadores se han centrado en la busqueda de testigos por las calles de Malasaña. A esta hora no se ha encontrado a nadie que estuviera la tarde del domingo a las cinco en la zona de la agresión y que haya visto siquiera algo sospechoso.
La investigación de los hechos de Malasaña recayó en la Comisaría de Centro de la Policía Nacional y desde ayer la dirige el grupo de delitos de odio de la Brigada Provincial de Información. Este grupo policial es experto en agresiones con motivación ideológica. Si algo saben estos agentes es de delitos basados en la religión, la raza o la inclinación sexual de la víctima.