En 2015 el Teniente Kaffee, colaborador habitual de eldiario.es desde 2012, empezaba a escribir un artículo sobre las denuncias falsas con el siguiente párrafo:
Resulta particularmente complicado ponerse a escribir sobre este tema después de la oleada de asesinatos machistas que está salpicando de sangre las pantallas por las que nos informamos este verano. En fin, nadie dijo que éste fuera un trabajo sencillo, o una misión para cobardes.
Estaba claro que ya sabía que se estaba metiendo en un berenjenal complicado, y el tiempo demuestra que no se equivocaba porque a día de hoy en la URL donde estaba ese artículo hay un error 404 de "página no encontrada".
www.eldiario.es/protesto-senoria/Denuncias-falsas_6_423167684.html
Cómo testigo del artículo que fue está el archivo de The Wayback Machine:
web.archive.org/web/20150824184833/http://www.eldiario.es/protesto-sen
La pista del artículo se pierde en algún momento después de 2018 cuando quizá Ignacio Escolar se dió cuenta de que la perspectiva de género de eldiario.es no era lo suficientemente abierta para dar cabida a algo así. Y es que a quién se le ocurre intentar explicar sosegadamente a que se refiere la fiscalía exactamente cuando habla de denuncias falsas.
¿A qué hace referencia la Memoria del Ministerio Público, en realidad? A aquellos supuestos en los que una mujer, denunciante de hechos constitutivos de violencia de género, ha terminado siendo imputada, acusada e incluso condenada, por acusación falsa, denuncia falsa o simulación de delitos, tipificados en los artículos 456 y 457, o bien por delito de falso testimonio en causa criminal, previsto en los artículo 458 y siguientes del Código Penal. Normal que las estadísticas sean tan bajas. Estos tipos delictivos son auténticos unicornios rosas, supuestos apenas reproducibles en laboratorio. Raras avis.
Qué vaya con cuidado Elisa Beni, que al menos uno de sus artículos tiene todas las papeletas para desaparecer víctima de la censura, qué ser mujer o de izquierdas no ha de ser un impedimento para acabar debajo de la apisonadora del feminismo histriónico posmoderno.
www.eldiario.es/opinion/zona-critica/juana-casa_129_3240702.html
No, Juana no está en mi casa. Es una pena porque allí donde se encuentre creo que no la están ayudando como es debido. Si Juana hubiera estado en mi casa, la habría intentado convencer con todas mis fuerzas de que no asumiera el error fatal de cometer un delito. Ahora ya es tarde. Cometer un delito y convertirse en prófuga de la justicia penal era la peor elección que podía hacer, sobre todo por sus hijos.