Soy consumidor regular de prostitución desde hace más de diez años y quiero expresar públicamente:
1) La sexualidad de pago es una variante más de la sexualidad humana. Seguramente no es la más utópica, pero es una opción voluntaria para personas como yo, y una única opción para muchas personas: hombres y mujeres de cualquier condición y aspecto físico.
2) Si el sexo es algo tolerado en nuestra sociedad y el dinero es una herramienta de nuestra civilización, es difícil aceptar que la mezcla de sexo y dinero produzca un resultado tan espeluznante como los medios y el actual movimiento abolicionista dibuja.
3) En mi vida he tenido relaciones de intimidad muy satisfactorias con prostitutas y muy por encima del conseguido con otro tipo de relaciones esporádicas basadas en aplicaciones o flirteo en bares.
4) Conozco extranjeros de países donde la prostitución está muy perseguida que alaban a España por ser un país tolerante con la sexualidad. Me avergüenza saber lo equivocados que están.
5) La trata, la coacción, la sexualidad con menores son en la actualidad conductas delictivas perseguidas y penadas con dureza. Sólo falsear los datos y la realidad podría aconsejar un cambio legislativo sobre conductas que siempre han estado perseguidas.
6) Análogamente a la homosexualidad, prostitutas y clientes somos una minoría social (5% de poblacion cliente y <0,1 % de chicas ofertantes ) y como tal pocos perfiles hablarán públicamente a favor ella por el miedo a ser señalados públicamente y en su entorno. Pero muchas mujeres han logrado desde ella una oportunidad para mejorar sus vidas como una etapa temporal, y muchos hombres logramos una vida sexual que de otra manera sería inviable.
España está muy cerca de volverse un país reaccionario y moralista y que olvida sus libertades individuales y a sus minorías. Me lamento de contemplar que el futuro no va en la dirección que ha permitido una vida de