Tres patatas, cinco huevos, una cebolla, aceite de oliva y sal.
Las patatas y la cebolla las freí en una sartén grande, y luego las mezclé en un bol con los huevos bien batidos. Para cuajar la tortilla usé una sartén algo más pequeña, y le dí la vuelta con ayuda de un plato llano tres veces.
Nos la comimos aún caliente, para cenar, con pan y agua.
¡Qué rica quedó!
Aún no entiendo por qué mi mujer me puso los cuernos.