A un año de la invasión alemana de Países Bajos, el 10 de mayo de 1941, la reina Guillermina quiso enviar un mensaje contundente. En una futura Holanda liberada –aseguraba en un discurso radiofónico desde Londres, donde se encontraba exiliada con el resto del gobierno– “no habrá lugar para ese puñado de traidores” que colaboraban con los nazis. Todavía faltaban cuatro años para el final de la Segunda Guerra Mundial.d
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