Tu espejo es un sagaz, te sabe poro a poro, te desarruga el ceño, te bienquiere, te pule las mejillas, te despeina los años, o te mira a los ojos, te bienquiere. Te depura los gestos, te pone la sonrisa, te transmite confianza, te bienquiere. Hasta que, sin aviso, sin pensarlo dos veces, se descuelga del clavo, te destroza. Mario Benedetti