La belleza de la palabra
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Sobre la felicidad

Pedí a los profesores que enseñan el sentido de la vida que me dijeran qué es la felicidad.

Fui a ver a los afamados ejecutivos que comandan el trabajo de miles de hombres.

Todos menearon la cabeza y me sonrieron como si yo tratase de engatusarlos.

Y un domingo por la tarde fui a pasear por la orilla del río Desplaines.

Y vi a un grupo de húngaros bajo los árboles, con sus mujeres y sus hijos, un barril de cerveza y un acordeón.

Carl Sandburg, Poemas de Chicago, La Poesía, Señor Hidalgo, Barcelona 2003, p. 47.

I ASKED professors who teach the meaning of life to tell

    me what is happiness.

And I went to famous executives who boss the work of

    thousands of men.

They all shook their heads and gave me a smile as though

    I was trying to fool with them

And then one Sunday afternoon I wandered out along

    the Desplaines river

And I saw a crowd of Hungarians under the trees with

    their women and children and a keg of beer and an

    accordion.

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Poema - Es inútil buscarlo

Es inútil buscarlo.

Cuando menos lo esperas,

aparece en un bar,

y ya nada

es igual en adelante.

Un día,

tocas los dientes de la gloria,

y al siguiente,

te rompe el corazón.

O no.

O quizás tienes suerte,

y solo acabas harto de la felicidad.

Karmelo Iribarren

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QUIERO que sepas una cosa - Pablo Neruda

Tú sabes cómo es esto:

si miro

la luna de cristal, la rama roja

del lento otoño en mi ventana,

si toco

junto al fuego

la impalpable ceniza

o el arrugado cuerpo de la leña,

todo me lleva a ti,

como si todo lo que existe,

aromas, luz, metales,

fueran pequeños barcos que navegan

hacia las islas tuyas que me aguardan.

Ahora bien,

si poco a poco dejas de quererme

dejaré de quererte poco a poco.

Si de pronto

me olvidas

no me busques,

que ya te habré olvidado.

Si consideras largo y loco

el viento de banderas

que pasa por mi vida

y te decides

a dejarme a la orilla

del corazón en que tengo raíces,

piensa

que en ese día,

a esa hora

levantaré los brazos

y saldrán mis raíces

a buscar otra tierra.

Pero

si cada día,

cada hora

sientes que a mí estás destinada

con dulzura implacable.

Si cada día sube

una flor a tus labios a buscarme,

ay amor mío, ay mía,

en mí todo ese fuego se repite,

en mí nada se apaga ni se olvida,

mi amor se nutre de tu amor, amada,

y mientras vivas estará en tus brazos

sin salir de los míos.

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Poema - Estas cosas siempre suceden de repente

No pasa nada.

Ella está en un expreso

con dirección

a Barcelona, y yo aquí,

en mi mesa de trabajo,

escribiendo estos versos.

Hace apenas dos horas

que se ha ido.

Mañana charlaremos por teléfono.

Sobre la tele,

su espléndida sonrisa.

No pasa nada, como digo.

Y, de repente,

no sé qué hacer

con tanta soledad.

Karmelo C. Iribarren

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Poema - Dos extraños

Cruzar cuatro palabras en un bar

y percibir al instante

que nada queda

de aquella vieja historia.

Que somos dos extraños, nada más.

Dos extraños

a los que la vida puso

en una esquina

el tiempo justo para engañarse un poco,

gozar también a veces,

e incluso prometerse irrealidades.

Dos extraños que esta noche se miran

con indiferencia,

o apenas ni se miran.

Que tienen prisa,

ganas de despedirse,

de volver a su mundo.

Y que ya ni se molestan en fingir.

Karmelo C. Iribarren

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Poema - Por qué no

Esta noche, por lo que a mí respecta,

bien podría saltar

el mundo en mil pedazos.

Por qué no.

Y nosotros con él.

Acabar.

Echarle de una vez

-y para siempre-,

el telón a este teatro,

a esta absurda comedia.

Al menos,

tendría su razón de ser

otra cerveza.

Karmelo C. Iribarren

 

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Poema - Historia de mi muerte

Soñé la muerte y era muy sencillo:

Una hebra de seda me envolvía,

y cada beso tuyo,

con una vuelta menos me ceñía.

Y cada beso tuyo

era un día,

y el tiempo que mediaba entre dos besos,

una noche.

La muerte es muy sencilla.

Y poco a poco fue desenvolviéndose

la hebra fatal.

Ya no la retenía

sino por solo un cabo entre los dedos...

Cuando de pronto te pusiste fría,

y ya no me besaste...

Y solté el cabo, y se me fue la vida.

Leopoldo Lugones

Biografía

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Aullido, de Allen Ginsberg

Aullido, de Allen Ginsberg

Es uno de los poemas más emblemáticos de la segunda mitad del siglo XX. Encumbró a su creador y al movimiento al que pertenecía, la generación Beat. Aquí puedes leer Aullido, de Allen Ginsberg.

AUDIO RELATO
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Poema - Vuelve a intentarlo

Poema - Vuelve a intentarlo

Esas mañanas de domingo

en invierno,

a primera hora:

las calles recién regadas,

el aire fresco,

limpio,

el olor a cruasán de las cafeterías,

la locura

de los pájaros...

Como si la vida

te dijese:

mira, aquí me tienes,

vuelve a intentarlo.

Karmelo C. Iribarren



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Poema del narcisista

Eso no sucedió.

Y si sucedió, no fue tan malo.

Y si lo fue, tampoco es para tanto.

Y si lo es, no tengo la culpa.

Y si la tengo, no era mi intención.

Y si lo era...

Te lo merecías.

That didn't happen.

And if it did, it wasn't that bad.

And if it was, that's not a big deal.

And if it is, that's not my fault.

And if it was, I didn't mean it.

And if I did...

You deserved it.

www.reddit.com/r/raisedbynarcissists/comments/4nymz1/a_narcissists_pra

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Poema - Envejecer

Envejecer tiene su gracia,

dijo el poeta.

Si es así,

yo me estoy perdiendo algo, porque yo

lo único que veo,

ahí delante,

es un lugar solitario, frío, triste,

como una pista de baile

abandonada.

Se han llevado

la música a otra calle

pero sigues escuchándola.

Y eso es casi lo peor.

Karmelo C. Iribarren

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Poema - "Cumpleaños"

Yo lo noto: cómo me voy volviendo

menos cierto, confuso,

disolviéndome en el aire

cotidiano, burdo

jirón de mí, deshilachado

y roto por los puños.

Yo comprendo: he vivido

un año más, y eso es muy duro.

¡Mover el corazón todos los días

casi cien veces por minuto!

Para vivir un año es necesario

morirse muchas veces mucho.

Ángel González

Fuente

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Poema - "No es algo que yo elegí"

Nunca he sido

de plazas concurridas,

ni de odas

a los nuevos tiempos,

siempre me he visto

más cerca de las calles

solitarias

(y del mar al fondo,

esperándome

con las respuestas

que necesitaba).

No es algo

que yo elegí,

muy pronto me defraudó

la esperanza.

Y eso,

que apenas

esperé nada.

Karmelo C. Iribarren

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Poema - "Se acabó el cuento"

Se acabó el cuento,

amigo, esto es la vida.

Todos los grandes sueños

con los que hasta ahora

te has entretenido, puedes

dejarlos a la entrada.

Aquí no sirven de nada.

Karmelo C. Iribarren

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Poema - "Las cosas importantes"

Muy pronto serás viejo,

pero aún te quedan

unos años por vivir.

Y ahora ya sabes

cómo hacerlo:

sin prisa, paso a paso,

deteniéndote solo

ante las cosas importantes,

las que no tienen precio,

esas que estaban siempre ahí

y ni mirabas.

Eternas

hasta ayer mismo.

Karmelo C. Iribarren

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Poema - "El nuevo mundo"

Mirar el mundo

con estos ojos cansados

y extraer conclusiones de lo que veo,

puede que no sea justo.

No lo sé.

No es su culpa

que el hartazgo de mi mirada

se niegue a ver algo nuevo.

Ni es la mía

que -por nuevo-,

tenga que parecerme mejor.

Karmelo C. Iribarren

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El segundo advenimiento

El segundo advenimiento

Girando sin cesar en espiral creciente

el halcón no puede oír al halconero;

todo se derrumba, el centro no se sostiene;

la pura anarquía se desata sobre el mundo,

la marea turbia de sangre se desata y en todas partes

la ceremonia de la inocencia se ahoga;

los mejores carecen de convicción, y los peores

están llenos de apasionada intensidad.

Seguramente alguna revelación está próxima.

Seguramente está cercano el Segundo Advenimiento.

¡El Segundo Advenimiento! Apenas pronunciadas esas palabras

una vasta imagen que emerge del Spiritus Mundi

empaña mi visión: en algún lugar en las arenas del desierto

una figura con cuerpo de león y cabeza de hombre,

de mirada vacía y despiadada como el sol,

mueve sus lentos muslos, mientras alrededor

se ciernen las sombras de los indignadas pájaros del desierto.

La oscuridad cae de nuevo; pero ahora sé

que veinte siglos de pétreo sueño

fueron perturbados hasta la pesadilla por una cuna que se mece,

¿y qué tosca bestia, llegada al fin su hora

se arrastra hacia Belén para nacer?

William Butler Yeats

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Poema - "Después de las fiestas"

Y cuando todo el mundo se iba

y nos quedábamos los dos

entre vasos vacíos y ceniceros sucios,

qué hermoso era saber que estabas

ahí como un remanso,

sola conmigo al borde de la noche,

y que durabas, eras más que el tiempo,

eras la que no se iba

porque una misma almohada

y una misma tibieza

iba a llamarnos otra vez

a despertar al nuevo día,

juntos, riendo, despeinados.

Julio Cortázar

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Poema - "La vida en los cafés"

Superan el siglo y medio

de largo

entre los dos,

y aunque ellos

nunca lo sabrán,

yo suelo venir a esta cafetería,

principalmente por verlos.

Suelen estar en silencio,

mirando lo que pasa en la calle.

Ofrecen serenidad,

y a su manera,

esperanza.

De algunos días,

son lo único

que podría salvarse.

Karmelo C. Iribarren

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Poema - "Seguro que esta historia te suena"

Al fondo de la barra,

una mujer;

una mujer, en principio,

como tantas: que fuma,

bebe, ríe, charla, y se echa

la melena para atrás;

ya digo, como tantas.

Hasta que su mirada

se cruza acaso

con la tuya

-o a ti te lo parece-,

y por un breve instante,

el tiempo se detiene,

y esa mujer es única,

y todo cambia,

y todo puede pasar.

Todo.

También,

-como sucede

casi siempre-,

absolutamente nada.

Karmelo C. Iribarren

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Poema - "Los gatos"

Lentos,

por las aceras,

inmóviles en las repisas,

aovillados en los sofás,

nos miran,

nos observan,

nos escrutan.

Llevan

miles de años

haciéndolo.

Y siguen marcando

las distancias.

Karmelo C. Iribarren

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Poema - "Vida"

Después de todo, todo ha sido nada,

a pesar de que un día lo fue todo.

Después de nada, o después de todo,

supe que todo no era más que nada.

Grito ¡Todo!, y el eco dice ¡Nada!

Grito ¡Nada!, y el eco dice ¡Todo!

Ahora sé que la nada lo era todo.

y todo era ceniza de la nada.

No queda nada de lo que fue nada.

Era ilusión lo que creía todo,

y que, en definitiva, era la nada.

Qué más da que la nada fuera nada,

si más nada será, después de todo,

después de tanto todo para nada.

José Hierro, “Cuaderno de Nueva York” (1998)

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Poema - "La danza de la realidad"

"No sé a dónde voy, pero sé con quién voy.

No sé dónde estoy, pero sé que estoy en mí.

No sé qué es Dios, pero Dios sabe lo que soy.

No sé lo que es el mundo, pero sé que es mío.

No sé lo que valgo, pero sé no compararme.

No sé lo que es el amor, pero sé que gozo tu existencia.

No puedo evitar los golpes, pero sé cómo resistirlos.

No puedo negar la violencia, pero puedo negar la crueldad.

No puedo cambiar al mundo, pero puedo cambiarme a mí mismo.

No sé lo que hago, pero sé que lo que hago me hace.

No sé quién soy, pero sé que soy el que no sabe."

Alejandro Jodorowsky, La danza de la realidad: Psicomagia y psicochamanismo

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Poema - "Simplemente"

Nos dijimos adiós.

La tarde estaba

llorando nuestra despedida.

Nos dijimos adiós tan simplemente

que pasó nuestra pena inadvertida.

No hubo angustia en tus ojos

ni en mis ojos.

No hubo un gesto en tu boca

ni en la mía.

Y, no obstante, en el cruce de las manos,

calladamente te dejé la vida.

Fuiste valiente con tu indiferencia

y fui valiente con mi hipocresía,

nos separamos como dos extraños

cuando toda la sangre nos unía.

Pero tuvo que ser,

y fue mi llanto,

sin una escena ni una cobardía.

Tú te fuiste pensando en el olvido

y yo pensando en la melancolía.

Hoy sólo resta de esa vieja tarde

un recuerdo,

una fecha

y una rima.

Así, sencillamente nos jugamos

el corazón en una despedida.

Jorge Robledo Ortiz

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Poema - "Lamento de la mujer herida"

Abriste la cancela del jardín

sin pensar en los lobos de la noche,

segura como estabas

de tener a los dioses de tu parte.

Lanzaron hombres blancos aquel día

licores y bravatas en tu nombre.

El fotógrafo alzó

como un golpe de mar su veredicto,

el cura sonreía

apoyadas las manos sobre el vientre.

¿Por qué nadie avisó de la mentira?

¿Por qué no dijo nadie

que el jardín no era más que un tronco huero

salpicado con flores dolorosas

del color de la sangre y de las lilas?

Sigue inerte la foto en la repisa

proyectando racimos de luz sucia

a todas las esquinas del salón.

Los niños ya se han ido y te preguntas

¿qué cosa es el amor?

Sin fuerzas para huir ni abandonarte.

Alejandro Pedregosa, del libro "En la inútil frontera"

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