Nunca he sido
de plazas concurridas,
ni de odas
a los nuevos tiempos,
siempre me he visto
más cerca de las calles
solitarias
(y del mar al fondo,
esperándome
con las respuestas
que necesitaba).
No es algo
que yo elegí,
muy pronto me defraudó
la esperanza.
Y eso,
que apenas
esperé nada.
Karmelo C. Iribarren