Se dice de la persona sumamente tosca y embrutecida, que a su ignorancia de cosas elementales, como la lectura o la escritura, une espíritu cerril y zafio. Se usa con ánimo de insultar, siendo calificativo humillante y denigratorio, sobre todo dirigido al individuo cuyo aspecto y conducta parecen hacerle merecedor del improperio. Es voz de formación reciente, compuesta de "analfabeto: sujeto que desconoce el alfabeto", y "bestia"