En 1933 Giovanni Agnelli, patriarca de Fiat, le encargó al ingeniero Dante Giacosa, de 29 años, el desarrollo de un coche pequeño y económico. No debía costar más de 5.000 liras, la mitad del modelo más barato de Fiat. Además el auto debía ser más confortable y potente que sus competidores alemanes y franceses. El resultado fue presentado en 1936, y cumplía todas las exigencias salvo una: no costaba 5.000, costaba 8.900 liras, lo que seguía siendo un buen precio.