Casi 700.000 adultos en Estados Unidos han recibido sesiones supuestamente terapéuticas para “convertirlos” en heterosexuales, una práctica que es legal en casi todo el país a pesar de que puede provocar depresión, ideas suicidas, el rechazo de la familia y otros daños emocionales. Muchos creen que la terapia de conversión —esa charlatanería de que a la fuerza puedes cambiar la orientación sexual o la identidad de género de alguien— es un artefacto del pasado, una práctica medieval de tortura. Pero de hecho aún es legal en 41 estados de EEUU.
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