Para algunos, las palabrotas suponen una descarga emocional, un alivio terapéutico, pues liberan tensiones emocionales, algo así como un bálsamo o un analgésico. Algo de ello debían saber autores como Quevedo y Góngora, por ejemplo, o la corriente literaria goliardesca y los libros de caballerías, o el marqués de Sade, entre otros. Los autores del romanticismo introdujeron el lenguaje popular en la literatura, pero será en el naturalismo con Zola cuando hablemos de un auténtico sociolecto.
|
etiquetas: palabrotas