Unos 13.000 niños sirios han muerto desde el inicio del conflicto en Siria en 2011. Entre ellos, 213 murieron "en los primeros tres meses" de 2022. Unicef deplora la caída de la financiación internacional, afirmando haber recibido "menos de la mitad de los fondos necesarios este año". La organización afirma tener "una necesidad urgente de 20 millones de dólares para sus operaciones transfronterizas, el único medio de supervivencia para casi un millón de niños en el noroeste de Siria", una región ocupada por los rebeldes.
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