No es que el Príncipe Felipe de Edimburgo tenga habilidades descollantes, de hecho, muchas veces suele salir en los medios por sus meteduras de pata y comentarios desafortunados. Sin embargo, hay un lugar en el mundo donde el Duque de Edimburgo despierta una devoción irrenunciable: la tribu Yaohnanen. Los nativos apenas sobreviven en una aldea sin agua corriente, ni electricidad, un modo de vida inalterado y congelado en el tiempo, en el que sin embargo están dispuestos a darlo todo por el distante príncipe.