Imaginemos un panadero que vende muy alegremente su mercancía a los vecinos del barrio desde hace varios años. Ya ha hecho números y suele comprar la misma cantidad de harina cada poco tiempo, porque sus ventas son bastante estables.
Hace poco han ampliado el barrio, hay unos bloques nuevos y comienzan a ocuparse sus locales: una mercería, una zapatería, una librería…
Ya os podéis figurar cómo acabó todo. (Bueno, es ficción, ¿quién iba a pensar que, a estas alturas, es un buen negocio abrir una mercería, una zapatería o una librería?)