Quién de nosotros en nuestros años “mozos” o en la actualidad, no ha comenzado un viernes con la típica ducha, la mejor camisa, y un buen chorro de perfume for men, o quién no se ha pertrechado con una buena dosis de alcohol barato con tal de perder el miedo escénico y ligar, como es natural todos hemos acudido los mismos sitios donde la concentración de testosteronas se puede palpar en el aire hasta con las manos. Sí, hablo de ese lugar tan anelado cuando rebosábamos hormonas y derrochábamos picaresca, hablo de La Discoteca!.
