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La izquierda de Isengard

Hay una izquierda que hoy sopesa si la mejor forma de enfrentarse al desafío iliberal del neofascismo multiforme no sería aliarse con él en la ofensiva sobre las democracias burguesas antes de ser arrastrada con ellas. Cuando Gandalf el Gris acude a Isengard en busca de consejo, se encuentra al decano de su orden, Saruman el Blanco, leyendo complacido una larga entrevista a Diego Fusaro. Al levantar la vista, recita: "Contra el poder de Mordor no hay victoria posible. Debemos unirnos a él, Gandalf. Debemos unirnos a Sauron. Sería lo más sabio".
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De Hitler a Putin pasando por los rojipardos: lo que el nazi Heidegger le enseñó a Dugin

Como demuestran una serie de estudios recientes y la publicación en 2015 de sus ominosos 'Cuadernos Negros', no es que Heidegger dejara de ser nazi, sino, más bien, es que la Alemania de Hitler no le parecía "lo suficientemente nazi".
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Lo rojo, lo pardo y lo barroco

Hay épocas clásicas y épocas barrocas; las unas y las otras se turnan en una danza histórica que se remonta a los albores de la civilización. Tal era la tesis de Eugenio d’Ors, desgranada en 1936 en un opúsculo titulado Lo barroco que lo presentaba como un estado del alma atemporal, ahistórico y guadianesco, que hace aparición de tanto en tanto como la hegemonía cultural de una imitación de los procedimientos de la naturaleza, opuesta a la imitación —que sería característica de lo clásico— de los mecanismos del espíritu. De lo clásico serían c
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Portada Revista: Rojipardo, hiperventilando  

Familia, Patria y Opppss... Perdón que se me va....
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Rojipardismo, gatopardismo y la jaula dorada

Renunciar a administrar públicamente las empresas de recursos y servicios estratégicos; paulatina desregulación del mercado de trabajo, acelerada desindustrialización y, por ello, dependencia del mercado exterior; incorporación de fuerza de trabajo extranjera como mecanismo de contención salarial; relajación de la carga impositiva sobre ganancias de capitales, rentas altas y beneficios de sociedades, etc. posibilitó que el Capital se liberase de las regulaciones del Estado, lo que contribuyó al fracaso de sindicatos y partidos de izquierda
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Caza al “rojipardo”: ¿Qué hay detrás?

La investigación que les presentamos a continuación desvela que proyectos periodísticos supuestamente “progresistas” no solo han dedicado esfuerzos a denostar a quienes desde la izquierda no se alinean con sus postulados posmodernos (y a quienes, equívocamente, estos medios no han tardado en etiquetar como “rojipardos”), sino que tanto ellos como sus miembros más destacados han recibido financiación de entidades globalistas como la Open Society del multimillonario y especulador George Soros.
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'Neorrancios', manual para desactivar a una izquierda que se da la mano con la extrema derecha

Según Eudald Espluga, ensayista participante, "Neorrancios" es un libro que responde la preocupación de que [una parte de] la izquierda esté adoptando ciertos marcos de pensamiento muy conservadores. Si se empieza a discutir sobre recuperar la soberanía nacional, limitar la migración, etc... la batalla ya está perdida. El rojipardismo es una reacción política en clave muy conservadora a un sistema de precariedad y crisis perpetua como el actual. Pero es muy perverso ensalzar un pasado tradicional que solo beneficia a ciertas personas.
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Neorrancios sin fronteras

Los rojipardos y las terfas se alinean con la derecha y la ultraderecha en las guerras culturales relativas al género y la cuestión nacional. De un tiempo a esta parte, ha ganado notoriedad una facción de la izquierda a la que sus detractores denominan usualmente como rojipardos y a veces también como nazboles, neorrancios o socialchovinistas. Simplificando acaso en exceso, podría decirse que el rojipardismo está compuesto por activistas y opinadores que abogan por políticas de izquierdas en la esfera de lo económico (si bien muchos de ellos…
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Este ex preso fan de Lenin sacude la guerra cultural a la izquierda de la izquierda: rojipardos versus posmodernos

Su anuncio de acudir a las urnas ha provocado cierto recelo en Podemos, debilitado pese a estar en el Gobierno, y en Más País. Su paso al frente aviva un debate en la izquierda, sumergida en una batalla cultural en los últimos años entre diferentes corrientes: reaccionarios, jacobinos, tradicionalistas, revolucionarios, rojipardos, "posmodernos"... Vaquero está en un extremo de un espectro ya agitado.
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Limonov, la sonrisa del rojipardo

Nada grande, soberbio y magnífico salió nunca de la moderación. Escrito está en el Apocalipsis que a los tibios los vomita Dios. El escritor ruso Eduard Limonov hizo de su vida una guerra contra la tibieza, y su vida era su obra. Hay escritores cuyas palabras acarician el espíritu, orfebres y ebanistas del lenguaje, literatos balsámicos como sesión de talasoterapia. Y hay escritores cuyas palabras sacuden las entendederas, las atraviesan como un proyectil.
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El eterno retorno de lo mismo: 12 fragmentos rojipardos

Repasando y repensando el “fenómeno Ana Iris” y más allá, para entender las claves del “rojipardismo”, las razones de una emergente izquierda conservadora y su conflicto con la identidad y la diversidad.
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Ana Iris, la valentía de lo obvio y el progresismo liberal

Ana Iris, la valentía de lo obvio y el progresismo liberal

Si hay una postura triste, cobarde, patética y miserable es la de ese progresismo que ante el discurso de Ana Iris lo que ve es una amenaza y no una oportunidad, una de volver a pintar algo como fuerza política en Europa. Son los mismos torpes que llaman falangista a la escritora de Feria simplemente por expresar que la vida debería ser algo más que un triste devenir de ocupaciones sin sentido, los mismos que llamaron rojipardos a Julio Anguita, Manolo Monereo y Héctor Illueca -al actual director de la Inspección de Trabajo- por comentar en…
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Los rojipardos: ¿mito o realidad?

Los rojipardos: ¿mito o realidad?

Ahora bien, si damos un vistazo al último siglo, encontramos diferentes experiencias de rojipardismo en momentos de tensiones o rupturas geopolíticas. Las primeras muestras de nacionalbolchevismo se dieron de hecho en Alemania en 1919, alrededor de la firma del Tratado de Versalles, tras la derrota en la Gran Guerra. Según Erich Müller, quien en 1932 dedicó un libro a este fenómeno, en los años de la República de Weimar hubo tres tipologías de nacionalbolchevismo: el táctico, representado por las corrientes rusófilas de la política prusiana...
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El rojipardismo tiene nuevo filósofo

Fusaro es un defensor del euroasianismo y dice que “la Rusia de Putin es un modelo de resistencia ante el globalismo americano”. Uno de sus referentes es el ruso Alexander Duguin, cofundador del exótico Partido Nacionalbolchevique –junto al redivivo escritor Eduard Limónov– y reliquia intelectual con quien ha conferenciado y se ha fotografiado: con ellos estaba, por cierto, Gianluca Savoini, señalado como gestor de una trama de financiación rusa de la campaña electoral europea de Salvini.
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El rojipardismo en España

Las luchas internas de la izquierda nacen de nuestra incapacidad para cambiar el sistema. Es la frustración de las derrotas acumuladas la que nos lleva a teorizar, reteorizar y, definitivamente, iniciar “quemas de brujas” en una búsqueda frenética de soluciones y culpables.
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Una historia exprés del rojipardismo

Nikolái Trubetskoi, Ernst Niekisch y los hermanos Strasser son representantes y pioneros de lo que décadas después se ha dado en llamar “nacional-bolchevismo”, “tercera posición” o “rojipardismo”. Ledesma Ramos criticó lo que consideró una deriva burguesa de la Falange Española (FE), que también atribuía a otros partidos fascistas europeos, al punto de ser expulsado del partido, y como los Strasser, profesaba admiración tanto por la Unión Soviética de Stalin como por la CNT.
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El socialismo nacional, o la promesa rojiparda

La lección última que deberían aprender estos presuntos marxistas es que cuando la fuerza de trabajo cuenta con derechos, y con posibilidad de fuga, se deja de vender barata, se empieza a vender cara. Paradójicamente a mayor libertad de circulación y con mayores derechos, más oportunidades (de renta y también de empleo), más salarios y más posibilidades de organización sindical. En el improbable caso de que sean socialistas antes que nacionalistas, aplíquense el cuento.
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La tentación rojiparda

El rojipardismo prefiere perderse en la nostalgia de imaginarse una ‘clase obrera nacional’, que ya no existe, antes que atender a lo que son sus ‘pobres reales’, aquellos que tiene al lado y que no son nacionales.

menéame