La lección última que deberían aprender estos presuntos marxistas es que cuando la fuerza de trabajo cuenta con derechos, y con posibilidad de fuga, se deja de vender barata, se empieza a vender cara. Paradójicamente a mayor libertad de circulación y con mayores derechos, más oportunidades (de renta y también de empleo), más salarios y más posibilidades de organización sindical. En el improbable caso de que sean socialistas antes que nacionalistas, aplíquense el cuento.
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