Cuando nos conectamos a una red, nuestro ordenador se conecta a un router y ese router, a Internet. En casa, nuestra red está protegida con los protocolos de seguridad que hayamos configurado previamente; autenticación de usuarios, filtrado de direcciones MAC, etc. En cafés y bibliotecas, todos los extraños que se conectan a través de un mismo router comparten una burbuja con alto grado de intimidad, exponiéndose a ataques como el famoso man-in-the-middle, donde un ordenador se infiltra entre nuestro ordenador y el router […].