"Yo había bebido demasiado esa noche", cuenta el estudiante, Chris Foster, de 18 años, a la Basingstoke Gazette. "Mis amigos me dijeron que tenía que parar y volver a mi casa, pero yo quería seguir de fiesta, así que me tragué la llave de golpe para bromear". Cuando este estudiante de Informática de la Universidad de Bournemouth (sur) comenzó a sentir dolores en el estómago y en la gargante se presentó en el hospital, donde se encontró con la sorpresa de ver en una radiografía que la llave, de casi 5 centímetros de largo, estaba en su estómago.