Dentro de algunos años, quizás asistamos al descubrimiento del diario de una niña palestina finalmente alcanzada por las bombas judías. Nos describirá su vida cotidiana, entre el horror y la esperanza, muchísimo mejor que las cadenas de televisión internacionales: las incursiones de los tanques, los bombardeos, el dolor ante la muerte de alguno de sus amiguitos y familiares, la escasez de agua, medicinas y alimentos a los que se veía abocada su gente. Su versión infantil de la tragedia nos conmoverá, pero ya será demasiado tarde.