Dos de los tres pabellones de este hospital, que se convirtió en la insignia de Isabel Díaz Ayuso durante la pandemia, se han convertido en una sala de almacenamiento y en un desolador espacio sin vida sanitaria ni de ningún otro tipo. Con una inversión de 170 millones de euros, el triple de lo que se había presupuestado inicialmente, tan sólo una de las tres naves que integran el edificio alberga pacientes. Son 91 en total, para un hospital que se creó con el objetivo de albergar a un total de 1.000 enfermos.
