Mañana será el último programa de Todo es verdad, así lo ha anunciado Mediaset a través de su cuenta de Twitter. La decisión se ha tomado este lunes, y será mañana día 10 de mayo el último programa en el que se podrá ver a Marta Flich y a Risto Mejide al frente de Todo es verdad, al menos por ahora. El programa nació para cubrir la noche de los martes en Cuatro como una versión más seria del programa de tarde, único espacio ahora presentado por Risto, Todo es mentira.

Sigue poniendo la música a todo volumen en su piso. Lo hace a cualquier hora, incluso cuando está ausente, pese a que una jueza le ordenó hace cinco meses cesar con su molesta conducta. Por tal motivo, el agraviado solicita ahora al Juzgado de Instrucción número 8 que, a la vista del quebrantamiento de la prohibición de poner música, le imponga nuevas medidas cautelares, como una fianza y la prohibición de residir en el mismo edificio.

En 2021, Liberty Seguros implantó una política ‘full remote’ voluntaria y para siempre entre sus trabajadores del oeste de Europa (España, Portugal, Irlanda e Irlanda del Norte) a la que decidió sumarse el 99% de la plantilla de la división, compuesta por unas 2000 personas. En un año aseguran que el negocio sigue funcionando sin problemas, sus trabajadores están contentos y en algunos casos incluso han aumentado la productividad. Beatriz Ortega, responsable de Experiencia de Empleado de la aseguradora, explica a Xataka las claves de su modelo.

Un repaso a Risto Mejide y su programa Todo es Mentira

De lo que se trataba en el programa de Risto era (por supuesto) de convencer al respetable de una presunta conexión entre Putin y Unidas Podemos. Y Antonio Naranjo, opinólogo muy de derechas, halló tal conexión: el comunismo. Y más todavía: indicó un detalle revelador. Putin se llama Vladímir y el histórico revolucionario que fundase la Unión Soviética, se llamaba igual. ¿Casualidad? La verdad es que en estos días de guerra y tristes vicisitudes se están escuchando más estupideces que nunca en la televisión. Y mira que el listón estaba alto.

La Base no podía dejar pasar la pieza de 25 minutazos que Risto Mejide dedicó ayer a intentar convencer a su audiencia de que Pablo Iglesia es un agente de Rusia.

"Me molestó que me pidieran que dijera algo que no tenía forma de saber", se queja, indignado, el experto en seguridad y defensa Jesús Manuel Pérez Triana. Lo mejor fue cuando me pidió que cambiara una respuesta para que yo dijera que los milicianos prorrusos separatistas del Donbas habían lanzado 'ataques provocativos' porque eso era lo que decía no sé qué medio. Es la primera vez que desde un medio me piden que diga las cosas de cierta manera cuando yo no sé quién fue el primero que empezó los disparos. Y me da igual que lo dijera no sé qué…

Vivimos en un mundo competitivo en el que perder no entra dentro de los parámetros deseables en la sociedad. Hay que ser alguien, destacar, triunfar y dejamos al lado el fracaso, la derrota y el perder.

La degradación de la convivencia tiene un punto de no retorno. Los treinta segundos de Celia Villalobos insultando, despreciando y humillando a Pablo Iglesias en un programa de televisión de Cuatro mirando a cámara y utilizando a sus hijos y la relación con su mujer como producto de consumo televisivo ha cruzado todas las líneas rojas que muestran de manera concreta y grotesca el estado de la situación. Una pulsión de odio en la derecha que masticada y rumiada en los años de gobierno de coalición es expulsada a la mínima ocasión, sin sentido.

“Yo confío en que al final alguien ponga un poco cordura y, si no, que cada uno aguante el tirón; hoy voy a declarar sobre la pantomima que ha hecho el maridito de mi buena amiga Ana Rosa y lo lamento por ella porque yo la respeto mucho, pero haber mentido miserablemente para meter a mi hijo como sea, sabiendo que es todo mentira, lo siento por ellos pero voy a contar todo, la relación que he tenido con Ana Rosa, su maridito y que cada uno aguante su vela”,