El bautizo de ETA sucedió en 1959, y un año después ya empezó a distribuir entre sus militantes un libro clandestino, su semilla ideológica. Hasta ahora, solo se conocía la existencia de un ejemplar atesorado en el archivo del monasterio de Lazkao, pero otro original ha caído en nuestras manos. Torpemente mecanografiado, encuadernado de cualquier forma y rematado con tiras de esparadrapo que dan cuenta de su paso por muchos militantes, lo salvó de la destrucción rutinaria de archivos de un depósito judicial un agente de la Policía que se fijó