El grupo de andrólogos, urólogos y cirujanos de la Fundación Puigvert y el Hospital de Sant Pau, en Barcelona, llevaba tiempo estudiando la posibilidad de realizar una intervención de estas características. Sólo estaban esperando al candidato adecuado. La oportunidad vino de la mano de un inmigrante senegalés de 26 años, fuerte, en buena forma, buen estado de salud, de más o menos 1.80 metros de estatura y con la desdicha de haber sido víctima de una amputación de su órgano en Costa de Marfil.